"Después de pasar 2167 años en el real signo de Leo, la gran estrella Regulus se muda a Virgo el 29 de noviembre de 2011 d.C. y permanecerá allí durante otros dos milenios.
Como una de las cuatro estrellas reales, esto presagia un gran cambio para la humanidad, en su transición de una era real o aristocrática a una de servicio y humildad.
El poder pasará de la clase rica y noble al pueblo trabajador común que ya no será visto como esclavo ignorante, sino que será tratado con la dignidad y el respeto que merecen...".(fuente: http://www.librarising.com/astrology/misc/regulus.html)
En el año 2011 empezamos a ver a Regulus, la estrella más brillante de la constelación de Leo, pasar a Virgo. En el año 2016 hicimos una extensa investigación sobre el tema en uno de los seminarios de egresadxs. En este año 2021 retomamos varios de esos textos, aún en borrador, y los ponemos en circulación, para uso de lxs asistentes a los seminarios actuales. Quedan en este blog, para lectura de quienes también se interesen por este tema.
ow / 27 de marzo 2021
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Todo lo que sigue fue escrito entre marzo y abril de 2016
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El acontecimiento más resonante en nuestro país, ligado a este ingreso de Régulus a Virgo -según nuestro zodíaco trópico- fue el triunfo aplastante de Cristina Fernández de Kirchner a finales del 2011. Las elecciones nacionales se llevaron a cabo el domingo 23 de octubre 2011. Cristina resultó electa por más del 54% de los votos, con una diferencia de más de 37 puntos delante del segundo candidato (Hermes Binner).
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"De esta manera, Cristina se convirtió en la primera mujer reelecta en América, habiendo obtenido la mayor cantidad y porcentaje de votos en una elección desde el retorno de la democracia en 1983 y la segunda mayor ventaja histórica respecto al candidato ubicado en segundo lugar, superando por un punto porcentual a la victoria obtenida por Marcelo T. de Alvear en 1922, y sólo 0.13% por debajo de la victoria de Juan Domingo Perón en 1973". .
"Reasumió el 10 de diciembre del 2011, un nuevo período de cuatro años al frente del Poder Ejecutivo ocupando la sexagésimo primera presidencia de la nación desde la sanción de la Constitución de 1853".
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O SEA QUE ENTRE LAS ELECCIONES (noviembre 2011) Y LA ASUNCIÓN DEL MANDO (diciembre 2011), Régulus estaba ingresando en Virgo empezando a recorrer el tramo desde cero a un grado, donde permanecerá por 72 años. CRISTINA tiene su Sol pisciano exactamente enfrente, entre el grado cero y uno de Piscis..
Como es lógico, semejante sincronicidad vino a fortalecer nuestras viejas hipótesis de trabajo sobre LAS MUJERES SOLARES, entre las cuales ubicamos en un lugar destacado a Cristina.
ow- abril 2016
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LUNA LLENA DEL MES DE FEBRERO 2016: EL EJE VIRGO - PISCIS
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Volvamos entonces al "bonito espectáculo en el Cielo", ese dibujo que, en una hermosa noche como la que tuvimos el 22 de febrero pasado, tuvo a la Luna Llena como reflector privilegiado. El plenilunio -Luna Llena- del 22 de febrero de 2016 mostró a la Luna a 3 grados de Virgo. Este es un signo regido por Mercurio; en clase me encanta cuando me preguntan por qué y no lo toman sólo como "palabra revelada".
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La tradición interpretativa de la astrología humanística sostiene -asimismo sería bueno indagar en qué se basa- que se trata de un momento del cielo propicio "para el análisis" sobre todo porque, siempre visto desde la Tierra, en su opuesto el Sol se proyecta contra el ángulo pisciano. La vastedad del universo, que en el mes de Piscis puede ponernos resonantes e intuitivos y transformarnos en instrumentos musicales maravillosos, puede también marearnos.
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Ya sé que todo esto "nos consta" a lxs astrólogxs entrenadxs y que tenemos innumerables relatos ligados a estos momentos del zodíaco. En los días previos y ahora posteriores de esta Luna Llena -febrero 2016- escuché a amigos y conocidos hablar de estados de "flojera" física y emocional; yo misma atravesé estados similares. Pero reconozcamos que solemos encontrar el argumento causalista que nos tranquiliza -Virgo a nivel psicológico, como también "se nos dice", necesita causas concretas y racionales para explicar esos estados de ánimo piscianos, caotizantes y a veces melancólicos- aunque sean leídos como causas amenazantes. "Ah, cómo no voy a estar inquieta y desmoralizada, si en cualquier momento pueden despedirme del trabajo. O detenerme por la calle sólo por no portar mis documentos. Es por eso que me siento así".
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Desde luego que -en nuestro país y por lo menos para muchos de nosotrxs en estos tiempos iniciales del gobierno macrista- hay argumentos de inquietud y zozobra ligados a la economía, la política, la cultura y los derechos humanos. O sea: se hace necesario afrontar situaciones de riesgo, objetivas y concretas.
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Pero a la vez tengamos en cuenta el estado de las energías del Cielo. Y unamos ambos planos de nuestra vida: el de los eventos cercanos que atañen a nuestra particular existencia, con eventos más lejanos -como una Luna Llena que unió a Júpiter y a Régulus en su poderoso ritual nocturno. Estos últimos también nos atañen, también forman parte de nuestra vida, dentro del sistema más amplio en el que estamos incluidos.
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Lo que marea a veces a los astrólogos formados en la así llamada "astrología humanística" -reacios a unir las reflexiones psicológicas con las astronómicas, a veces por mera pereza mental- son los avisos y comentarios que afloran en internet cada vez que adviene algún evento de este tipo en la geometría celeste. En lo que sigue, voy a intentar ser muy coloquial y sencilla en mis descripciones, tal como lo hago en mis cursos. No soy experta en astronomía y me valgo de fuentes que puedan ser inteligibles para quienes venimos de una formación humanística.
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Podemos aprovechar el estado del cielo en estos momentos. Miremos la carta del plenilunio que figura aquí arriba y hagamos la habitual lectura interpretativa. Para Buenos Aires (CABA), Argentina, la carta de este plenilunio vino con Ascendente en Géminis, o sea, con más Mercurio aún para integrar en el menú. Júpiter también está en Virgo desde agosto del 2015 y en la carta del día de la Luna Llena se lo ve retrogradando a 20 grados, junto al Nodo Norte. Se ve también muy lleno el eje de las casas III-IX, eje procurador -según "dice y construye" la larga tradición que aún aceptamos- de escenas y situaciones de información, aprendizaje y síntesis.
ALINEACIÓN DE LA LUNA LLENA EN VIRGO CON RÉGULUS (UNA DE LAS CUATRO GRANDES ESTRELLAS FIJAS). Y EN LOS DOS DÍAS SIGUIENTES CON JÚPITER EN VIRGO.
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Así estuvo el Cielo, esquematizando la alineación, desde un día previo a la Luna Llena y sus dos días posteriores:
Fuente: http://earthsky.org/
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RÉGULUS es una de las cuatro grandes estrellas "reales" que, desde la etapa de formalización inicial de nuestra tradición zodiacal, se observaron con particular atención y a la vez fascinaron a los astrólogos del pasado. Estamos hablando, en términos históricos, del inicio de la cultura babilónica que podemos ubicar hacia los comienzos de la era de Aries (ésta se extendió desde más o menos el 2000-1900 aC hasta el siglo I aC).
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Se trata de las estrellas principales de las cuatro constelaciones que hacían eje y que luego se denominaron "los cuatro signos fijos": Tauro (Aldebarán), Leo (Regulus), Escorpio (Antares) y Acuario-Piscis (Formalhaut).
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http://www.whitby-astronomers.com/sky-notes/sky-notes-april-2015
Su importancia probablemente deriva de la anterior Era de Tauro (4000 AC al 2000 AC, aprox) cuando estas cuatro estrellas reales eran las más cercanas a las posiciones de los equinoccios y solsticios. Sabemos que por la lenta precesión del eje de la Tierra, estas posiciones relativas se fueron "corriendo". Regulus en especial, era la que aparecía "coronando al Sol" cerca del solsticio de verano del hemisferio norte: 21 de junio, posición que más adelante en la Era de Aries se ligó a la constelación del Cangrejo por efecto del movimiento de precesión.
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A ver, a ver... (supongo que alguien se podrá preguntar)... ¿no está Regulus en Leo? ¿por qué estamos hablando entonces de la "constelación del Cangrejo" o sea de Cáncer?
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PERO ENTONCES ¿SE MUEVEN LAS ESTRELLAS? ¿CÓMO ES QUE "CAMBIAN DE SIGNO"?
Aquí debemos detenernos en un punto fundamental. Se mueven pero de dos maneras muy diferentes.
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1) Las estrellas fijas muestran un movimiento que indica una modificación en su posición dentro del movimiento mayor de la galaxia. Ello se debe a que rotan sobre su eje -nuestro sol también lo hace- y también a otro tipo de cambios estructurales propios de cada estrella. Se trata de movimientos de larguísima duración, imperceptibles para nosotros, aunque desde luego los astrónomos sí pueden medirlos.
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2) Pero hay otro movimiento que podemos percibir aquí en la Tierra: no en un lapso corto como el de nuestras vidas personales, pero sí a lo largo de extensas secuencias históricas. A este cambio de posición lo llamaremos aparente, pero no por ello es menos "real" que el anterior, puesto que nuestra percepción del mismo origina cambios en nuestras vidas.
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Este lento cambio en nuestra humana perspectiva visual sobre la estrella, causado por el movimiento orbital de la Tierra, se llama "paralaje" (1) y recién fue descubierto en tiempos de la modernidad. Desde esta perspectiva, que nos interesa como astrólogos humanistas o arquetipales -o sea, los que sabemos que habitamos dentro del sistema solar pero que "aún miramos desde la Tierra"- Regulus "se mueve" 1 grado cada 72 años. Desde otra perspectiva, sabemos a la vez que Regulus sigue muy orondo y magnífico en su posición especial dentro de la constelación de Leo.
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O sea: ambas perspectivas no sólo "nos importan" sino que nos atraviesan y regulan nuestra actual e inquietante apertura de percepción. Ya no toleramos mirar sólo desde nuestra parcial ventana personal y decir que desde allí podemos dar cuenta con "objetividad" de la totalidad. Este discurso engañoso ya no nos cierra, ni en la astrología ni en la política ni en la cultura.
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Necesitamos asumir el entrecruce de dimensiones que nos constelan. Registrar el lugar desde donde miramos e interpretamos la totalidad. Y representar desde ese recorte parcial lo que nos rodea, de la mejor manera que podamos.
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La tradición interpretativa de la astrología humanística sostiene -asimismo sería bueno indagar en qué se basa- que se trata de un momento del cielo propicio "para el análisis" sobre todo porque, siempre visto desde la Tierra, en su opuesto el Sol se proyecta contra el ángulo pisciano. La vastedad del universo, que en el mes de Piscis puede ponernos resonantes e intuitivos y transformarnos en instrumentos musicales maravillosos, puede también marearnos.
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Ya sé que todo esto "nos consta" a lxs astrólogxs entrenadxs y que tenemos innumerables relatos ligados a estos momentos del zodíaco. En los días previos y ahora posteriores de esta Luna Llena -febrero 2016- escuché a amigos y conocidos hablar de estados de "flojera" física y emocional; yo misma atravesé estados similares. Pero reconozcamos que solemos encontrar el argumento causalista que nos tranquiliza -Virgo a nivel psicológico, como también "se nos dice", necesita causas concretas y racionales para explicar esos estados de ánimo piscianos, caotizantes y a veces melancólicos- aunque sean leídos como causas amenazantes. "Ah, cómo no voy a estar inquieta y desmoralizada, si en cualquier momento pueden despedirme del trabajo. O detenerme por la calle sólo por no portar mis documentos. Es por eso que me siento así".
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Desde luego que -en nuestro país y por lo menos para muchos de nosotrxs en estos tiempos iniciales del gobierno macrista- hay argumentos de inquietud y zozobra ligados a la economía, la política, la cultura y los derechos humanos. O sea: se hace necesario afrontar situaciones de riesgo, objetivas y concretas.
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Pero a la vez tengamos en cuenta el estado de las energías del Cielo. Y unamos ambos planos de nuestra vida: el de los eventos cercanos que atañen a nuestra particular existencia, con eventos más lejanos -como una Luna Llena que unió a Júpiter y a Régulus en su poderoso ritual nocturno. Estos últimos también nos atañen, también forman parte de nuestra vida, dentro del sistema más amplio en el que estamos incluidos.
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Lo que marea a veces a los astrólogos formados en la así llamada "astrología humanística" -reacios a unir las reflexiones psicológicas con las astronómicas, a veces por mera pereza mental- son los avisos y comentarios que afloran en internet cada vez que adviene algún evento de este tipo en la geometría celeste. En lo que sigue, voy a intentar ser muy coloquial y sencilla en mis descripciones, tal como lo hago en mis cursos. No soy experta en astronomía y me valgo de fuentes que puedan ser inteligibles para quienes venimos de una formación humanística.
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Podemos aprovechar el estado del cielo en estos momentos. Miremos la carta del plenilunio que figura aquí arriba y hagamos la habitual lectura interpretativa. Para Buenos Aires (CABA), Argentina, la carta de este plenilunio vino con Ascendente en Géminis, o sea, con más Mercurio aún para integrar en el menú. Júpiter también está en Virgo desde agosto del 2015 y en la carta del día de la Luna Llena se lo ve retrogradando a 20 grados, junto al Nodo Norte. Se ve también muy lleno el eje de las casas III-IX, eje procurador -según "dice y construye" la larga tradición que aún aceptamos- de escenas y situaciones de información, aprendizaje y síntesis.
ALINEACIÓN DE LA LUNA LLENA EN VIRGO CON RÉGULUS (UNA DE LAS CUATRO GRANDES ESTRELLAS FIJAS). Y EN LOS DOS DÍAS SIGUIENTES CON JÚPITER EN VIRGO.
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Así estuvo el Cielo, esquematizando la alineación, desde un día previo a la Luna Llena y sus dos días posteriores:
Fuente: http://earthsky.org/
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RÉGULUS es una de las cuatro grandes estrellas "reales" que, desde la etapa de formalización inicial de nuestra tradición zodiacal, se observaron con particular atención y a la vez fascinaron a los astrólogos del pasado. Estamos hablando, en términos históricos, del inicio de la cultura babilónica que podemos ubicar hacia los comienzos de la era de Aries (ésta se extendió desde más o menos el 2000-1900 aC hasta el siglo I aC).
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Se trata de las estrellas principales de las cuatro constelaciones que hacían eje y que luego se denominaron "los cuatro signos fijos": Tauro (Aldebarán), Leo (Regulus), Escorpio (Antares) y Acuario-Piscis (Formalhaut).
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http://www.whitby-astronomers.com/sky-notes/sky-notes-april-2015
Su importancia probablemente deriva de la anterior Era de Tauro (4000 AC al 2000 AC, aprox) cuando estas cuatro estrellas reales eran las más cercanas a las posiciones de los equinoccios y solsticios. Sabemos que por la lenta precesión del eje de la Tierra, estas posiciones relativas se fueron "corriendo". Regulus en especial, era la que aparecía "coronando al Sol" cerca del solsticio de verano del hemisferio norte: 21 de junio, posición que más adelante en la Era de Aries se ligó a la constelación del Cangrejo por efecto del movimiento de precesión.
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A ver, a ver... (supongo que alguien se podrá preguntar)... ¿no está Regulus en Leo? ¿por qué estamos hablando entonces de la "constelación del Cangrejo" o sea de Cáncer?
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PERO ENTONCES ¿SE MUEVEN LAS ESTRELLAS? ¿CÓMO ES QUE "CAMBIAN DE SIGNO"?
Aquí debemos detenernos en un punto fundamental. Se mueven pero de dos maneras muy diferentes.
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1) Las estrellas fijas muestran un movimiento que indica una modificación en su posición dentro del movimiento mayor de la galaxia. Ello se debe a que rotan sobre su eje -nuestro sol también lo hace- y también a otro tipo de cambios estructurales propios de cada estrella. Se trata de movimientos de larguísima duración, imperceptibles para nosotros, aunque desde luego los astrónomos sí pueden medirlos.
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2) Pero hay otro movimiento que podemos percibir aquí en la Tierra: no en un lapso corto como el de nuestras vidas personales, pero sí a lo largo de extensas secuencias históricas. A este cambio de posición lo llamaremos aparente, pero no por ello es menos "real" que el anterior, puesto que nuestra percepción del mismo origina cambios en nuestras vidas.
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Este lento cambio en nuestra humana perspectiva visual sobre la estrella, causado por el movimiento orbital de la Tierra, se llama "paralaje" (1) y recién fue descubierto en tiempos de la modernidad. Desde esta perspectiva, que nos interesa como astrólogos humanistas o arquetipales -o sea, los que sabemos que habitamos dentro del sistema solar pero que "aún miramos desde la Tierra"- Regulus "se mueve" 1 grado cada 72 años. Desde otra perspectiva, sabemos a la vez que Regulus sigue muy orondo y magnífico en su posición especial dentro de la constelación de Leo.
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O sea: ambas perspectivas no sólo "nos importan" sino que nos atraviesan y regulan nuestra actual e inquietante apertura de percepción. Ya no toleramos mirar sólo desde nuestra parcial ventana personal y decir que desde allí podemos dar cuenta con "objetividad" de la totalidad. Este discurso engañoso ya no nos cierra, ni en la astrología ni en la política ni en la cultura.
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Necesitamos asumir el entrecruce de dimensiones que nos constelan. Registrar el lugar desde donde miramos e interpretamos la totalidad. Y representar desde ese recorte parcial lo que nos rodea, de la mejor manera que podamos.
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CONSTELACIÓN DE LEO, CON REGULUS EN EL PECHO DEL LEÓN
Fuente: Mitología.guru
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Y AQUÍ VA EL ESQUEMA DE LA CONSTELACIÓN, CON EL NOMBRE DE LAS DEMÁS ESTRELLAS QUE LA INTEGRAN.
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Y AQUÍ VA EL ESQUEMA DE LA CONSTELACIÓN, CON EL NOMBRE DE LAS DEMÁS ESTRELLAS QUE LA INTEGRAN.
CONSTELACIÓN NO ES LO MISMO QUE SIGNO
Cuando decimos "movimiento aparente" nos referimos a un tema central que jamás debemos olvidar: la diferencia entre signo y constelación. El lento bamboleo del eje de la Tierra da por resultado, año tras año, en su traslación alrededor del Sol, que el día del equinoccio primaveral en el hemisferio norte caiga "un poquito más hacia atrás", en la proyección de ese grado del Sol, contra el telón de fondo de las estrellas. Esto es porque la dirección circular de ese "bamboleo" precesional se mueve en el sentido de las agujas del reloj, mientras que la rotación de la Tierra lo hace en el sentido contrario. Cosas maravillosas y compensatorias del movimiento del Cosmos.
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A ese lentísimo movimiento del eje de la Tierra se lo llamó precesión de los equinoccios. (2)
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La precesión, como acabamos de decir, se efectúa en sentido inverso o retrógrado al de la rotación de la Tierra alrededor de su propio eje, que visto desde arriba es opuesto a las agujas del reloj. De ahí que año tras año el ritual del equinoccio -el día y la noche con igualdad de luz y de sombra- caiga de manera imperceptible un poco antes del lugar al que llegaba años atrás. Concretamente y si queremos ser exactxs, debido a la precesión de los equinoccios este punto retrocede 50,29096 segundos de arco por año.
La precesión, como acabamos de decir, se efectúa en sentido inverso o retrógrado al de la rotación de la Tierra alrededor de su propio eje, que visto desde arriba es opuesto a las agujas del reloj. De ahí que año tras año el ritual del equinoccio -el día y la noche con igualdad de luz y de sombra- caiga de manera imperceptible un poco antes del lugar al que llegaba años atrás. Concretamente y si queremos ser exactxs, debido a la precesión de los equinoccios este punto retrocede 50,29096 segundos de arco por año.
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Ahora el "puntero Aries", como lo denominan los astrónomos, no se halla proyectado contra el telón de fondo de la constelación de Aries como cuando fue calculado "por primera vez" (hace aprox 4000 años) sino en los finales de su vecina constelación de Piscis, recorriéndola hacia atrás. No tenemos un evento fechado con prolijidad que nos diga "en este momento y en este lugar exacto del Cielo se representó por primera vez el arranque del Zodíaco", sólo estimamos que fue en torno de esa lejana época.
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Como el "Puntero Aries" (equinoccio de primavera en el hemisferio norte) señalaba hacia lo lejos a una constelación que llamaron Aries o el Carnero, posteriormente se llamó a esa época Era de Aries. (3)
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LAS CONSTELACIONES. LOS SIGNOS.
Las constelaciones del Zodiaco son grupos de estrellas cortados por el plano de la traslación terrestre alrededor del Sol; plano que se extiende imaginariamente hacia el espacio abierto donde habitan las estrellas. En tanto que los signos son los ángulos de 30 grados asociados a los doce meses de más o menos 30 días del año natural. Son tantos como vueltas de la Luna en torno de la Tierra, durante un año. O sea, doce "y un poco más". Esos doce meses forman el año astrológico y su primer día coincide con el equinoccio de primavera o vernal (para el hemisferio norte), el 20-21 de marzo; por eso cada signo arranca cerca de esa fecha, en cada mes.
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Ese día, el 20-21 de marzo para el hemisferio norte, sigue siendo el del arranque de la Primavera. Pero se fue constatando astronómicamente desde hace unos 2060-2070 años, que "el Sol empezó a salir" ese día ya no contra el telón de fondo de la constelación de Aries, sino de la de Piscis.
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LAS CONSTELACIONES. LOS SIGNOS.
Las constelaciones del Zodiaco son grupos de estrellas cortados por el plano de la traslación terrestre alrededor del Sol; plano que se extiende imaginariamente hacia el espacio abierto donde habitan las estrellas. En tanto que los signos son los ángulos de 30 grados asociados a los doce meses de más o menos 30 días del año natural. Son tantos como vueltas de la Luna en torno de la Tierra, durante un año. O sea, doce "y un poco más". Esos doce meses forman el año astrológico y su primer día coincide con el equinoccio de primavera o vernal (para el hemisferio norte), el 20-21 de marzo; por eso cada signo arranca cerca de esa fecha, en cada mes.
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Ese día, el 20-21 de marzo para el hemisferio norte, sigue siendo el del arranque de la Primavera. Pero se fue constatando astronómicamente desde hace unos 2060-2070 años, que "el Sol empezó a salir" ese día ya no contra el telón de fondo de la constelación de Aries, sino de la de Piscis.
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Por eso hablamos de la Era de Piscis desde años previos a la era cristiana. Unos 2000 años antes -4000 o un poco más desde la actualidad -siempre redondeando según los distintos cálculos- lo hacía contra el telón de fondo de la constelación de Aries; o sea que el "puntero del signo de Aries" va cambiando de constelación (cada 2200 años promedio).
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En astronomía se habla del "Puntero de Piscis", para mencionar esta deriva en los últimos dos milenios, encontrándonos en estos momentos en los grados iniciales de dicha constelación (aprontándonos a ingresar concretamente en la constelación de Acuario cada vez que se ritualice el equinoccio. Según algunas de estas evaluaciones, ello ocurrirá dentro de unos dos siglos, pero sintiéndose ya desde lo psicológico colectivo su vibración: esto según las hipótesis astrológicas.
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Astrológicamente hablando, el 20-21 de marzo o día del equinoccio vernal del hemisferio norte, es el día equivalente a 1º (de cero a un grado) del primer signo o mes del año astrológico; de ahí que en astrología se hable del "Puntero de Aries". Es importante reforzar esta noción: ambos punteros implican la misma evidencia sólo que con diferentes nombres, uno el astronómico y otro el astrológico.
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"SOMOS" UN ENTRECRUCE DE DIMENSIONES EN MOVIMIENTO
De nuevo entonces, tal como dijimos más arriba: necesitamos con fuerza asumir el entrecruce de dimensiones que nos constelan. Asumir por un lado el lugar desde donde miramos e interpretamos la totalidad: los signos, medidos desde la Tierra en su albergue interior: el sistema solar. Pero a la vez necesitamos comprender y vivenciar el movimiento del sistema solar que también somos, porque éste está alojado en su movimiento dentro del esquema mayor de la galaxia. Necesitamos situar desde nuestra pequeña ventana, a la vez, el portento de las estrellas lejanas que también somos y que nos empiezan a abrir -o quizá a devolver- una percepción de la totalidad cada vez más amplia.
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Ya sé que esto nos inquieta mucho. La defensa habitual es decirnos "no me consta, no lo entiendo, qué tiene que ver con mi vida concreta e inmediata, es demasiado abstracto", etc.
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El arte, como siempre, nos ayuda. Esa producción mágica de nuestro micro-cosmos, desde antiguo destinada a espejar el macro-cosmos... ¿viceversa? Los guiones de la buena ciencia ficción pueden venir también en nuestra ayuda. En clases vengo mencionando algunos de ellos, por ejemplo el film Interstellar, o las series de culto como BattleStar Galáctica (versión 2011), Fringe y la más reciente The Expanse.
Por eso hablamos de la Era de Piscis desde años previos a la era cristiana. Unos 2000 años antes -4000 o un poco más desde la actualidad -siempre redondeando según los distintos cálculos- lo hacía contra el telón de fondo de la constelación de Aries; o sea que el "puntero del signo de Aries" va cambiando de constelación (cada 2200 años promedio).
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En astronomía se habla del "Puntero de Piscis", para mencionar esta deriva en los últimos dos milenios, encontrándonos en estos momentos en los grados iniciales de dicha constelación (aprontándonos a ingresar concretamente en la constelación de Acuario cada vez que se ritualice el equinoccio. Según algunas de estas evaluaciones, ello ocurrirá dentro de unos dos siglos, pero sintiéndose ya desde lo psicológico colectivo su vibración: esto según las hipótesis astrológicas.
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Astrológicamente hablando, el 20-21 de marzo o día del equinoccio vernal del hemisferio norte, es el día equivalente a 1º (de cero a un grado) del primer signo o mes del año astrológico; de ahí que en astrología se hable del "Puntero de Aries". Es importante reforzar esta noción: ambos punteros implican la misma evidencia sólo que con diferentes nombres, uno el astronómico y otro el astrológico.
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"SOMOS" UN ENTRECRUCE DE DIMENSIONES EN MOVIMIENTO
De nuevo entonces, tal como dijimos más arriba: necesitamos con fuerza asumir el entrecruce de dimensiones que nos constelan. Asumir por un lado el lugar desde donde miramos e interpretamos la totalidad: los signos, medidos desde la Tierra en su albergue interior: el sistema solar. Pero a la vez necesitamos comprender y vivenciar el movimiento del sistema solar que también somos, porque éste está alojado en su movimiento dentro del esquema mayor de la galaxia. Necesitamos situar desde nuestra pequeña ventana, a la vez, el portento de las estrellas lejanas que también somos y que nos empiezan a abrir -o quizá a devolver- una percepción de la totalidad cada vez más amplia.
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Ya sé que esto nos inquieta mucho. La defensa habitual es decirnos "no me consta, no lo entiendo, qué tiene que ver con mi vida concreta e inmediata, es demasiado abstracto", etc.
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El arte, como siempre, nos ayuda. Esa producción mágica de nuestro micro-cosmos, desde antiguo destinada a espejar el macro-cosmos... ¿viceversa? Los guiones de la buena ciencia ficción pueden venir también en nuestra ayuda. En clases vengo mencionando algunos de ellos, por ejemplo el film Interstellar, o las series de culto como BattleStar Galáctica (versión 2011), Fringe y la más reciente The Expanse.
En cuanto a novelistas consagrados, siempre hemos mencionado la obra completa de la prodigiosa Ursula LeGuin, pero la lista de escritores y escritoras es enorme.
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NUESTRA ATALAYA TERRESTRE (DENTRO DEL BARRIO PROTEGIDO DEL SISTEMA SOLAR)
En esto reside el aporte de la astrología que, sin desconocer las implicaciones de la visión astronómica para el crecimiento humano, le suma una resonancia arquetípica. Hablamos en este caso de las imágenes del psiquismo colectivo, ineludiblemente ligadas a cualidades del movimiento que se expresan en el interior del Sistema Solar, siempre visto desde nuestro humano lugar, la Tierra.
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Y aquí viene la importancia vital de las estaciones del año, para los seres vivientes de la Tierra. No sólo para los vegetales y animales, reinos de la naturaleza que nos preceden y de los cuales nos nutrimos, sino para nuestra propia vida: orgánica, psíquica, mental y espiritual. Bien sabemos cuánta diferencia hay a lo largo del año en relación a la cantidad de horas de luz respecto de las horas de oscuridad. Esto no quita importancia al llamado bio-ritmo particular y a las necesidades diversas de cada individuo (algunos nos sentimos más vitales de día y otros de noche; lo mismo ocurre con el reino animal y el vegetal). Sólo destacamos aquí que las cuatro estaciones marcan cualidades diferentes en relación a la proporción de horas de luz versus de oscuridad, en relación con la vitalidad de los seres que habitan la Tierra. Esto era de importancia vital para nuestros antepasados, dependientes de las cosechas de manera más apremiante que en nuestro presente (donde podemos conservar y almacenarlas con medios efectivos, lo que en siglos previos no era posible).
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Por ello las proporciones entre luz y oscuridad de los equinoccios y solsticios, en nuestros antecesores, generaban transformaciones visibles en sus vidas concretas (en el plano material y físico). En un plano práctico, particularmente el agro-cultural, el equinoccio de primavera indicaba que pronto los cultivos volverían a crecer y que, remitiéndonos a la memoria cíclica del planeta, la venidera cosecha ya se perfilaba en el horizonte.
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Todo esto se iba interiorizando con un correlato psicológico y es por ello que la primavera, en particular -en un sentido simbólico- es la estación sobre la cual se proyectan los arquetipos ligados al renacimiento y la renovación. Esto es así desde antiguo en el hemisferio norte. (4)
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Las cualidades de los solsticios, tanto de invierno como de verano, generaron en los pueblos originarios de América del Sur las imágenes preponderantes. Lástima que nos hayan quedado tan pocas fuentes directas sobre las increíbles observaciones astronómicas de estas culturas, arrasadas por los conquistadores. Pero aquí vivimos desde hace generaciones todos juntos, tanto los descendientes de estos pueblos heroicos como los que provenimos de europeos. Juntos y poco a poco, a partir de esta etapa desafiante del siglo XXI, vamos volviendo a crear / co-crear desde el hemisferio sur. Confiamos de esta manera ir generando el gran despertar de una nueva conciencia colectiva en la región.
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TANTO EN EL HEMISFERIO NORTE... COMO AQUÍ DESDE EL SUR... LA OBSERVACIÓN DEL CIELO MARCÓ SIEMPRE LA CULTURA
Con esto queremos recordar que la astrología (no diferenciada de la astronomía en esos tiempos lejanos y en cualquier región del planeta) nació con la impronta de una necesidad muy concreta: aprovechar los ritmos naturales de la Tierra, para la supervivencia humana.
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Este es el motivo por el cual, para la astrología del hemisferio norte, el equinoccio de primavera del 20-21 de marzo, sigue siendo el grado cero o de arranque del Zodíaco. Los astrólogos lo seguimos llamando recurrentemente "Aries" porque como dijimos más arriba, hace 4000 años atrás (cuando se fue fijando la representación del Zodíaco), el Sol se veía salir ese día crucial, el del equinoccio, contra una constelación o agrupamiento de estrellas a la que se llamó -se la significó- como la del Carnero. Este animal, típico de la zona, impetuoso y veloz, muy bien podía asimilarse al arranque a todo o nada hacia lo abierto, cualidad asimilable al arranque de la primavera. (5)
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NUESTRA ATALAYA TERRESTRE (DENTRO DEL BARRIO PROTEGIDO DEL SISTEMA SOLAR)
En esto reside el aporte de la astrología que, sin desconocer las implicaciones de la visión astronómica para el crecimiento humano, le suma una resonancia arquetípica. Hablamos en este caso de las imágenes del psiquismo colectivo, ineludiblemente ligadas a cualidades del movimiento que se expresan en el interior del Sistema Solar, siempre visto desde nuestro humano lugar, la Tierra.
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Y aquí viene la importancia vital de las estaciones del año, para los seres vivientes de la Tierra. No sólo para los vegetales y animales, reinos de la naturaleza que nos preceden y de los cuales nos nutrimos, sino para nuestra propia vida: orgánica, psíquica, mental y espiritual. Bien sabemos cuánta diferencia hay a lo largo del año en relación a la cantidad de horas de luz respecto de las horas de oscuridad. Esto no quita importancia al llamado bio-ritmo particular y a las necesidades diversas de cada individuo (algunos nos sentimos más vitales de día y otros de noche; lo mismo ocurre con el reino animal y el vegetal). Sólo destacamos aquí que las cuatro estaciones marcan cualidades diferentes en relación a la proporción de horas de luz versus de oscuridad, en relación con la vitalidad de los seres que habitan la Tierra. Esto era de importancia vital para nuestros antepasados, dependientes de las cosechas de manera más apremiante que en nuestro presente (donde podemos conservar y almacenarlas con medios efectivos, lo que en siglos previos no era posible).
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Por ello las proporciones entre luz y oscuridad de los equinoccios y solsticios, en nuestros antecesores, generaban transformaciones visibles en sus vidas concretas (en el plano material y físico). En un plano práctico, particularmente el agro-cultural, el equinoccio de primavera indicaba que pronto los cultivos volverían a crecer y que, remitiéndonos a la memoria cíclica del planeta, la venidera cosecha ya se perfilaba en el horizonte.
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Todo esto se iba interiorizando con un correlato psicológico y es por ello que la primavera, en particular -en un sentido simbólico- es la estación sobre la cual se proyectan los arquetipos ligados al renacimiento y la renovación. Esto es así desde antiguo en el hemisferio norte. (4)
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Las cualidades de los solsticios, tanto de invierno como de verano, generaron en los pueblos originarios de América del Sur las imágenes preponderantes. Lástima que nos hayan quedado tan pocas fuentes directas sobre las increíbles observaciones astronómicas de estas culturas, arrasadas por los conquistadores. Pero aquí vivimos desde hace generaciones todos juntos, tanto los descendientes de estos pueblos heroicos como los que provenimos de europeos. Juntos y poco a poco, a partir de esta etapa desafiante del siglo XXI, vamos volviendo a crear / co-crear desde el hemisferio sur. Confiamos de esta manera ir generando el gran despertar de una nueva conciencia colectiva en la región.
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TANTO EN EL HEMISFERIO NORTE... COMO AQUÍ DESDE EL SUR... LA OBSERVACIÓN DEL CIELO MARCÓ SIEMPRE LA CULTURA
Con esto queremos recordar que la astrología (no diferenciada de la astronomía en esos tiempos lejanos y en cualquier región del planeta) nació con la impronta de una necesidad muy concreta: aprovechar los ritmos naturales de la Tierra, para la supervivencia humana.
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Este es el motivo por el cual, para la astrología del hemisferio norte, el equinoccio de primavera del 20-21 de marzo, sigue siendo el grado cero o de arranque del Zodíaco. Los astrólogos lo seguimos llamando recurrentemente "Aries" porque como dijimos más arriba, hace 4000 años atrás (cuando se fue fijando la representación del Zodíaco), el Sol se veía salir ese día crucial, el del equinoccio, contra una constelación o agrupamiento de estrellas a la que se llamó -se la significó- como la del Carnero. Este animal, típico de la zona, impetuoso y veloz, muy bien podía asimilarse al arranque a todo o nada hacia lo abierto, cualidad asimilable al arranque de la primavera. (5)
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UNA ASTROLOGÍA DESDE EL HEMISFERIO SUR, PARA EL SIGLO XXI
Vimos en párrafos anteriores -al hablar de los solsticios y su valor para los pueblos nativos de América del Sur- que no en todas las zonas del mundo se ritualizaban los mismos momentos del año con equivalente importancia. Un tema crucial siempre se presenta a esta altura y es el siguiente: está claro que la mayoría de los astrólogos del planeta seguimos naturalizando -como si las diferencias no fueran esenciales- descripciones originadas en el hemisferio norte. Y está asimismo claro que en otras latitudes... estamos necesitando sumar otras exploraciones.
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Pues bien: sí. Somos astrólogos, hemos nacido y vivimos -muchos desde hace varias generaciones ya- en el hemisferio sur pero aún tributamos simbología originada en el hemisferio norte. Hemos sido colonizados también en este sentido, no sólo en lo político-económico y en lo cultural general sino también, en lo específicamente astrológico. Acá se introduce un hecho objetivo e indudable: todos los habitantes del planeta vemos las estrellas del cielo y el movimiento de los planetas proyectados contra ellas como telón de fondo. Pero cada cultura en su diferente latitud las ve y mide en ángulos diferentes. Esto no es materia opinable ni subjetividad de cada investigador: la astronomía aquí sí sienta sus reales y nos informa sobre estos movimientos angulares, y su distinta visibilidad conforme sea el lugar del planeta que habitamos.
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Pero los astrólogos de formación humanista sumamos a lo anterior algo más. En la teoría que Carl G. Jung propone y que nuestra tradición arriesga aplicar, las imágenes de los signos del Zodíaco están indisolublemente ligadas a la geometría en movimiento de los planetas y las estrellas. No estoy diciendo que esas imágenes humanas colectivas "se originen" en las estrellas; sólo comparto la hipótesis actual del "nexo" entre ambos planos. Hipótesis que actualiza y dota de nuevo sentido los viejos preceptos de la Tabla Esmeraldina: como es arriba es abajo, como es adentro es afuera.
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Sigamos sumando entonces, un rato más, las imágenes que el psiquismo colectivo humano generó en principio "desde" el hemisferio norte. Carl G. Jung propone que la evolución humana incluye no sólo el plano orgánico sino también el psíquico y que la mente humana está ligada no sólo al pasado familiar o de la herencia directa, sino al pasado de la especie. Por lo tanto, cualidades generadas en el hemisferio norte e instaladas como relatos constructores en el reservorio del inconsciente colectivo, dejan surcos milenarios que se heredan sea cual fuere, a posteriori, el lugar de nacimiento de cada unx de nosotrxs. Así es como características asociadas, por ejemplo, con "los arianos y las arianas", resultan comunes a personas nacidas en el hemisferio norte tanto como en el sur.
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Luego retomaremos el crucial tema de "una astrología para el hemisferio sur" porque es obvio que la creación originaria de las imágenes de lo arquetípico, sí resulta condicionada en su génesis, por las diferentes latitudes. Pero también es obvio que aquí habitamos psiquismos de herencias lejanas y diversas y desde esta perspectiva, es necesario para algunos de nosotros comprender el esquema originado en nuestra tradición boreal; por ello reitero que estoy hablando de sumar exploraciones y no de reemplazar una por otra.
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EQUINOCCIOS ASTRONÓMICOS Y ASTROLÓGICOS
Volvamos entonces a la antigua Mesopotamia, entre el Tigris y el Eufrates, zona de siembra de la tradición astrológica que por estos lugares "del sur" seguimos practicando.
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Como la nuestra es una astrología interna al sistema solar, nos sigue dando pleno sentido medir el "arranque" de todo proceso viviente de la Tierra cada vez que la luz y la oscuridad están en su punto de equilibrio inestable y a punto de desequilibrar, o sea, de "arrancar". A ese momento lo seguimos llamando Aries -o puntero Aries- y le seguimos atribuyendo el grado cero del mandala. Pero obviamente sabemos, porque no somos pre-copernicanos, que el eje de la Tierra en su bamboleo precesional va cayendo cada año un poquito más atrás del telón de fondo lejano (por movimientos combinados de la rotación con la traslación) y que en en esta etapa histórica de la Tierra mencionamos ese hecho indudable como puntero Piscis (que dentro de poco será ya puntero Acuario).
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ASÍ ES COMO VEMOS A LOS PLANETAS TAMBIÉN DESDE DOS PERSPECTIVAS.
Ambas posiciones son relevantes y expresan cualidades significativas; el tema es por un lado distinguirlas en sus diferencias y por el otro vivenciarlas en su síntesis vital.
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La síntesis entre esos movimientos diversos pero aunados -el despliegue por signo y el despliegue por constelación- conforman una coreografía compleja que genera cualidades y transformaciones en todos los integrantes de un sistema amplio como el sistema solar, dentro del sistema aún más amplio de la galaxia. Transformaciones que obviamente también nos alcanzan a nosotros, los humanos.
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Usemos el ejemplo de Júpiter ya que hoy -febrero-marzo de 2016- se cuela en nuestras reflexiones. El telón de fondo estable o agrupación de estrellas, esto es, la constelación contra la que en este marzo del 2016 se mueve y se proyecta Júpiter, no es Virgo sino Leo. Pero el ángulo zodiacal de 30 grados o signo (interno al sistema solar) es para nosotros Virgo. O sea el arco que va de los 150 a los180 grados a partir del grado cero (Aries). Cada 23/24 de julio el "puntero o signo Aries" se ha desplazado 120 grados (llegando al signo de Leo), y luego a los 150 grados (llegando al signo de Virgo) cada 23/24 de agosto, arcos sucesivos por donde transita el movimiento aparente del Sol.
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Los planetas, cada uno en su ritmo conforme sea su alejamiento del Sol, también van pasando por esos ángulos o signos. Hoy 22 de febrero de 2016 Júpiter está retrogradando, como puede verse en la carta del plenilunio que figura al comienzo de este artículo. Y lo vemos a 20 grados del signo de Virgo o sea que lo podemos situar a 170 grados (150 + 20) a partir del Punto Vernal o cero de Aries (21 de marzo). Pero a la vez, como dijimos, si miramos "a lo lejos", vemos que el telón de fondo de estrellas contra las cuales se proyecta corresponde a la constelación de Leo. Lo mismo pasa con la Luna durante estos días.
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SI RÉGULUS ES LA ESTRELLA FIJA DE LEO... ¿POR QUÉ LA ESTAMOS VIENDO EN EL CIELO EN EL MES DE PISCIS?
Las estrellas fijas también son percibidas por nosotros de maneras distintas pero a la vez simultáneas. Hagamos un esfuerzo, es más sencillo para nuestros relojes orgánicos que para nuestra mente. Entremos a relatar nuestra relación con Regulus, el protagónico de esta reflexión.
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Pero repasemos primero.
Tenemos ya en claro que la constelación de Leo no es lo mismo que el signo astrológico de Leo. Pero sí que todos nos estamos refiriendo a esa misma zona del espacio en un momento del año que va desde el 23-24 de julio hasta el 23-24 de agosto. Y que la vemos todos los humanos del planeta. Los astrólogos llamamos signo de Leo a ese segmento del año, al arco de la circunferencia zodiacal (grado 120 a 150) por la que vemos el movimiento aparente del Sol durante ese mes/signo zodiacal. Los astrónomos por su lado, fijan la posición angular exacta de los planetas, contra el telón de fondo de las estrellas, o sea de las constelaciones, en cada momento del año. Pero queda claro que aunque le pongamos diferente nombre todos miramos lo mismo en el mismo día, a lo sumo con doce horas de diferencia si vivimos en hemisferios opuestos.
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Con las "estrellas fijas" hay que hacer algunas otras consideraciones. En sí es un término incorrecto para la actual astronomía -porque también se mueven, como ya hemos visto- pero lo seguiremos usando porque nuestro interés está puesto en el contexto histórico.
Vimos en párrafos anteriores -al hablar de los solsticios y su valor para los pueblos nativos de América del Sur- que no en todas las zonas del mundo se ritualizaban los mismos momentos del año con equivalente importancia. Un tema crucial siempre se presenta a esta altura y es el siguiente: está claro que la mayoría de los astrólogos del planeta seguimos naturalizando -como si las diferencias no fueran esenciales- descripciones originadas en el hemisferio norte. Y está asimismo claro que en otras latitudes... estamos necesitando sumar otras exploraciones.
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Pues bien: sí. Somos astrólogos, hemos nacido y vivimos -muchos desde hace varias generaciones ya- en el hemisferio sur pero aún tributamos simbología originada en el hemisferio norte. Hemos sido colonizados también en este sentido, no sólo en lo político-económico y en lo cultural general sino también, en lo específicamente astrológico. Acá se introduce un hecho objetivo e indudable: todos los habitantes del planeta vemos las estrellas del cielo y el movimiento de los planetas proyectados contra ellas como telón de fondo. Pero cada cultura en su diferente latitud las ve y mide en ángulos diferentes. Esto no es materia opinable ni subjetividad de cada investigador: la astronomía aquí sí sienta sus reales y nos informa sobre estos movimientos angulares, y su distinta visibilidad conforme sea el lugar del planeta que habitamos.
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Pero los astrólogos de formación humanista sumamos a lo anterior algo más. En la teoría que Carl G. Jung propone y que nuestra tradición arriesga aplicar, las imágenes de los signos del Zodíaco están indisolublemente ligadas a la geometría en movimiento de los planetas y las estrellas. No estoy diciendo que esas imágenes humanas colectivas "se originen" en las estrellas; sólo comparto la hipótesis actual del "nexo" entre ambos planos. Hipótesis que actualiza y dota de nuevo sentido los viejos preceptos de la Tabla Esmeraldina: como es arriba es abajo, como es adentro es afuera.
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Sigamos sumando entonces, un rato más, las imágenes que el psiquismo colectivo humano generó en principio "desde" el hemisferio norte. Carl G. Jung propone que la evolución humana incluye no sólo el plano orgánico sino también el psíquico y que la mente humana está ligada no sólo al pasado familiar o de la herencia directa, sino al pasado de la especie. Por lo tanto, cualidades generadas en el hemisferio norte e instaladas como relatos constructores en el reservorio del inconsciente colectivo, dejan surcos milenarios que se heredan sea cual fuere, a posteriori, el lugar de nacimiento de cada unx de nosotrxs. Así es como características asociadas, por ejemplo, con "los arianos y las arianas", resultan comunes a personas nacidas en el hemisferio norte tanto como en el sur.
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Luego retomaremos el crucial tema de "una astrología para el hemisferio sur" porque es obvio que la creación originaria de las imágenes de lo arquetípico, sí resulta condicionada en su génesis, por las diferentes latitudes. Pero también es obvio que aquí habitamos psiquismos de herencias lejanas y diversas y desde esta perspectiva, es necesario para algunos de nosotros comprender el esquema originado en nuestra tradición boreal; por ello reitero que estoy hablando de sumar exploraciones y no de reemplazar una por otra.
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EQUINOCCIOS ASTRONÓMICOS Y ASTROLÓGICOS
Volvamos entonces a la antigua Mesopotamia, entre el Tigris y el Eufrates, zona de siembra de la tradición astrológica que por estos lugares "del sur" seguimos practicando.
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Como la nuestra es una astrología interna al sistema solar, nos sigue dando pleno sentido medir el "arranque" de todo proceso viviente de la Tierra cada vez que la luz y la oscuridad están en su punto de equilibrio inestable y a punto de desequilibrar, o sea, de "arrancar". A ese momento lo seguimos llamando Aries -o puntero Aries- y le seguimos atribuyendo el grado cero del mandala. Pero obviamente sabemos, porque no somos pre-copernicanos, que el eje de la Tierra en su bamboleo precesional va cayendo cada año un poquito más atrás del telón de fondo lejano (por movimientos combinados de la rotación con la traslación) y que en en esta etapa histórica de la Tierra mencionamos ese hecho indudable como puntero Piscis (que dentro de poco será ya puntero Acuario).
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ASÍ ES COMO VEMOS A LOS PLANETAS TAMBIÉN DESDE DOS PERSPECTIVAS.
Ambas posiciones son relevantes y expresan cualidades significativas; el tema es por un lado distinguirlas en sus diferencias y por el otro vivenciarlas en su síntesis vital.
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La síntesis entre esos movimientos diversos pero aunados -el despliegue por signo y el despliegue por constelación- conforman una coreografía compleja que genera cualidades y transformaciones en todos los integrantes de un sistema amplio como el sistema solar, dentro del sistema aún más amplio de la galaxia. Transformaciones que obviamente también nos alcanzan a nosotros, los humanos.
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Usemos el ejemplo de Júpiter ya que hoy -febrero-marzo de 2016- se cuela en nuestras reflexiones. El telón de fondo estable o agrupación de estrellas, esto es, la constelación contra la que en este marzo del 2016 se mueve y se proyecta Júpiter, no es Virgo sino Leo. Pero el ángulo zodiacal de 30 grados o signo (interno al sistema solar) es para nosotros Virgo. O sea el arco que va de los 150 a los180 grados a partir del grado cero (Aries). Cada 23/24 de julio el "puntero o signo Aries" se ha desplazado 120 grados (llegando al signo de Leo), y luego a los 150 grados (llegando al signo de Virgo) cada 23/24 de agosto, arcos sucesivos por donde transita el movimiento aparente del Sol.
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Los planetas, cada uno en su ritmo conforme sea su alejamiento del Sol, también van pasando por esos ángulos o signos. Hoy 22 de febrero de 2016 Júpiter está retrogradando, como puede verse en la carta del plenilunio que figura al comienzo de este artículo. Y lo vemos a 20 grados del signo de Virgo o sea que lo podemos situar a 170 grados (150 + 20) a partir del Punto Vernal o cero de Aries (21 de marzo). Pero a la vez, como dijimos, si miramos "a lo lejos", vemos que el telón de fondo de estrellas contra las cuales se proyecta corresponde a la constelación de Leo. Lo mismo pasa con la Luna durante estos días.
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SI RÉGULUS ES LA ESTRELLA FIJA DE LEO... ¿POR QUÉ LA ESTAMOS VIENDO EN EL CIELO EN EL MES DE PISCIS?
Las estrellas fijas también son percibidas por nosotros de maneras distintas pero a la vez simultáneas. Hagamos un esfuerzo, es más sencillo para nuestros relojes orgánicos que para nuestra mente. Entremos a relatar nuestra relación con Regulus, el protagónico de esta reflexión.
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Pero repasemos primero.
Tenemos ya en claro que la constelación de Leo no es lo mismo que el signo astrológico de Leo. Pero sí que todos nos estamos refiriendo a esa misma zona del espacio en un momento del año que va desde el 23-24 de julio hasta el 23-24 de agosto. Y que la vemos todos los humanos del planeta. Los astrólogos llamamos signo de Leo a ese segmento del año, al arco de la circunferencia zodiacal (grado 120 a 150) por la que vemos el movimiento aparente del Sol durante ese mes/signo zodiacal. Los astrónomos por su lado, fijan la posición angular exacta de los planetas, contra el telón de fondo de las estrellas, o sea de las constelaciones, en cada momento del año. Pero queda claro que aunque le pongamos diferente nombre todos miramos lo mismo en el mismo día, a lo sumo con doce horas de diferencia si vivimos en hemisferios opuestos.
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Con las "estrellas fijas" hay que hacer algunas otras consideraciones. En sí es un término incorrecto para la actual astronomía -porque también se mueven, como ya hemos visto- pero lo seguiremos usando porque nuestro interés está puesto en el contexto histórico.
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Para nosotros todas las estrellas son fijas menos el sol, pero ya ha quedado claro que sólo se trata de una manera distorsionada de nuestra percepción. Nos parece ver que el sol se desplaza pero a la vez sabemos que no es así, sino que nosotros somos los que nos movemos a su alrededor. Si habitáramos algún lugar estelar de la constelación de Leo o de cualquier otra constelación de la Vía Láctea, nuestro sol también entraría en esa categoría: lo veríamos como una estrella fija más.
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Nuestra terrestre y mamífera percepción de ese supuesto movimiento solar en el cielo, genera imágenes internas con las cuales retraducimos -relatamos, guionamos- nuestra vida en el universo. Lo mismo hacemos con nuestra percepción sobre el movimiento que creemos ver del resto de los planetas, estrellas y cuerpos del sistema solar.
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DÍA ASTRONÓMICO -Y NOCHE ASTRONÓMICA- DE LAS ESTRELLAS
Para nosotros todas las estrellas son fijas menos el sol, pero ya ha quedado claro que sólo se trata de una manera distorsionada de nuestra percepción. Nos parece ver que el sol se desplaza pero a la vez sabemos que no es así, sino que nosotros somos los que nos movemos a su alrededor. Si habitáramos algún lugar estelar de la constelación de Leo o de cualquier otra constelación de la Vía Láctea, nuestro sol también entraría en esa categoría: lo veríamos como una estrella fija más.
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Nuestra terrestre y mamífera percepción de ese supuesto movimiento solar en el cielo, genera imágenes internas con las cuales retraducimos -relatamos, guionamos- nuestra vida en el universo. Lo mismo hacemos con nuestra percepción sobre el movimiento que creemos ver del resto de los planetas, estrellas y cuerpos del sistema solar.
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DÍA ASTRONÓMICO -Y NOCHE ASTRONÓMICA- DE LAS ESTRELLAS
Aquí entraremos en algo un poquito más complejo, pero tengamos paciencia y leamos con calma. Sobre todo, intentemos visualizar lo que vamos leyendo. Tiene que ver con que Regulus está prácticamente sobre el plano de la eclíptica.
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Desde la formalización del calendario gregoriano en 1582 (6) el denominado Día Astronómico para la estrella Régulus cae siempre el día 23 de agosto, porque el sol está aún, visto desde la Tierra, atravesando aparentemente la primera mitad de la constelación de Leo, saliendo por delante de la brillante estrella. En el calendario de meses/signos astrológicos el día 23 de agosto es el primero del signo de Virgo pero aquí no importa esa distinción. Llámese Leo o Virgo a esa fecha del año (23 de agosto), ese es el momento del año en el que tenemos que situarnos.
Desde la formalización del calendario gregoriano en 1582 (6) el denominado Día Astronómico para la estrella Régulus cae siempre el día 23 de agosto, porque el sol está aún, visto desde la Tierra, atravesando aparentemente la primera mitad de la constelación de Leo, saliendo por delante de la brillante estrella. En el calendario de meses/signos astrológicos el día 23 de agosto es el primero del signo de Virgo pero aquí no importa esa distinción. Llámese Leo o Virgo a esa fecha del año (23 de agosto), ese es el momento del año en el que tenemos que situarnos.
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Regulus es la estrella que percibimos como la más brillante de la constelación de Leo: está en el pecho del León y por eso se dice que es "el corazón del León de Nemea". Y es eclíptica, es decir, cortada por el plano de la órbita de la Tierra de modo que hay un momento al año en que la Tierra se coloca al otro lado de Regulus respecto al Sol. Por ser de día en ese momento del año no se ve a la estrella; pero en la otra mitad del año sí se la ve de noche, como ocurrió días antes de este plenilunio del 22 de febrero, siendo el 19 de febrero -de cada año- la así llamada "Noche Astronómica" para la estrella Régulus.
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En esta oportunidad, como dijimos desde el arranque de este artículo, esa reiteración anual -la Noche astronómica de Régulus que siempre es el 19 de febrero- quedó resaltada por la alineación con la Luna Llena a 3 de Virgo, y en las cercanías de Júpiter, que está en el signo desde el 12 de agosto del 2015. Régulus está "en Virgo" para los astrólogos que podemos sumar la percepción de signos de nuestro Zodíaco interno al sistema solar, mientras que, desde luego, sigue habitando el "corazón del León" de la constelación de Leo.
Regulus es la estrella que percibimos como la más brillante de la constelación de Leo: está en el pecho del León y por eso se dice que es "el corazón del León de Nemea". Y es eclíptica, es decir, cortada por el plano de la órbita de la Tierra de modo que hay un momento al año en que la Tierra se coloca al otro lado de Regulus respecto al Sol. Por ser de día en ese momento del año no se ve a la estrella; pero en la otra mitad del año sí se la ve de noche, como ocurrió días antes de este plenilunio del 22 de febrero, siendo el 19 de febrero -de cada año- la así llamada "Noche Astronómica" para la estrella Régulus.
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En esta oportunidad, como dijimos desde el arranque de este artículo, esa reiteración anual -la Noche astronómica de Régulus que siempre es el 19 de febrero- quedó resaltada por la alineación con la Luna Llena a 3 de Virgo, y en las cercanías de Júpiter, que está en el signo desde el 12 de agosto del 2015. Régulus está "en Virgo" para los astrólogos que podemos sumar la percepción de signos de nuestro Zodíaco interno al sistema solar, mientras que, desde luego, sigue habitando el "corazón del León" de la constelación de Leo.
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IMÁGENES QUE CONSTELAN NUESTRO MICRO-MUNDO, AL MISMO RITMO QUE EL RELOJ DE LAS ESTRELLAS
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¿Se entiende ahora por qué los vimos tan cerca y, de paso, también a la Luna que se hizo plena a 3 grados del signo de Virgo, desde nuestra perspectiva astrológica? La zona donde vemos proyectados a los tres integrantes de este momento del Cielo es, desde el interior del Zodíaco, el ángulo o signo virginiano. El telón de fondo lejano contra el cual se están proyectando es la constelación de Leo. Por eso vimos allí a Regulus, el 19 de febrero por la noche -su Noche Astronómica- que desde luego no se movió de su incrustación en dicho agrupamiento de estrellas. Todo esto nos llevó a evocar noviembre del 2011, cuando Régulus pasó de Leo a Virgo. Y en cada país o vida particular, qué nos estaba pasando en esos cruciales momentos. Como vimos en el arranque del artículo, aquí en la Argentina "nos estaba pasando" que una mujer solar, Cristina, cuyo Sol natal quedó situado exactamente enfrente de Régulus en esos momentos, arrasaba en las elecciones nacionales.
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PREGUNTA, CUESTIONA, NO DES NADA POR SABIDO. SI ACEPTAS SIN MÁS LO DICHO, LA ASTROLOGÍA NO ES POR AHORA TU CAMINO
¿Se entiende ahora por qué los vimos tan cerca y, de paso, también a la Luna que se hizo plena a 3 grados del signo de Virgo, desde nuestra perspectiva astrológica? La zona donde vemos proyectados a los tres integrantes de este momento del Cielo es, desde el interior del Zodíaco, el ángulo o signo virginiano. El telón de fondo lejano contra el cual se están proyectando es la constelación de Leo. Por eso vimos allí a Regulus, el 19 de febrero por la noche -su Noche Astronómica- que desde luego no se movió de su incrustación en dicho agrupamiento de estrellas. Todo esto nos llevó a evocar noviembre del 2011, cuando Régulus pasó de Leo a Virgo. Y en cada país o vida particular, qué nos estaba pasando en esos cruciales momentos. Como vimos en el arranque del artículo, aquí en la Argentina "nos estaba pasando" que una mujer solar, Cristina, cuyo Sol natal quedó situado exactamente enfrente de Régulus en esos momentos, arrasaba en las elecciones nacionales.
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PREGUNTA, CUESTIONA, NO DES NADA POR SABIDO. SI ACEPTAS SIN MÁS LO DICHO, LA ASTROLOGÍA NO ES POR AHORA TU CAMINO
Parece mentira cuántas palabras necesitamos aún para describir una coreografía que, desde la unidad del universo en movimiento, es meramente un hecho, bello y sencillo a la vez. No es un hecho "difícil de comprender"; se trata de nuestra percepción humana que está recién despertando -tan lentamente- a los ritmos más complejos de los que desde siempre formó parte.
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He apostado fuertemente a esto: no aceptemos sin más las "resonancias poéticas de los mitos". Son maravillosos, siguen y seguirán siendo necesarios -suponemos- incluso en las décadas y siglos venideros de la cada vez más instalada Era de Acuario. Pero tenemos nuevas responsabilidades: activemos nuestra maestría interior. No dependamos del relato instalado por milenios, aunque provenga de maestrxs auténticxs y maravillosxs. Ellxs también hicieron primero este difícil camino: comprendieron el ritmo de la totalidad. Cada uno de nosotros puede ahora abrir ese portal: la llave está todavía poco aceitada, cuesta hacerla girar en la nueva cerradura. Las palabras que nos gustan son las que nos acunan y disparan imágenes. Nos cuesta advertir la magia del número y de la geometría como disparadores de la danza cósmica, como los sufíes ya sabían y bailaban. Pero de a poco nos iremos acostumbrando.
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Y ya que estamos: a principios de este año 2016 me asomé a una nueva aventura: en seis breves bloques de youtube intento transmitir en términos coloquiales, lo que en este blog escribo a veces en un estilo más especializado. Ambas tareas son a mi entender necesarias.
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POR QUÉ NOS INTERESÓ TANTO LA ALINEACIÓN ENTRE RÉGULUS Y JÚPITER, AMPLIFICADOS POR EL FAROL DE NOCHE DE LA LUNA LLENA
Como dijimos, otra hipótesis crucial con la que nos movemos los astrólogos transpersonales, es que el orden interno del psiquismo colectivo no sólo retraduce el movimiento global del sistema con imágenes arquetípicas. Además incide sobre él, co-crea con el mismo. Esta intuición estuvo desde antaño presente en la astrología mística y ahora reflota, con otras aperturas, desde que pudimos juntar las propuestas jungianas con el resto de nuestra perspectiva.
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Esa hipótesis nos conduce a comprender el Zodíaco del Punto Vernal ariano, interno al sistema solar, como el ámbito desde el cual simbolizamos y representamos -ergo construimos- la vida que vivimos. Ahora bien: cuando una estrella fija de semejante peso histórico como Regulus -pesquisada en su lento devenir desde este Zodíaco del psiquismo representador y co-creador- cambia de signo, estamos ante algo digno de ser interpretado a nuevo.
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REGULUS EN LEO, COMO SIEMPRE (DESDE LA MIRADA ASTRONÓMICA).
PERO AHORA A LA VEZ EN VIRGO (DESDE NUESTRA MIRADA ASTROLÓGICA).
El ingreso de Regulus en el signo de Virgo es muy reciente: data del 29 de noviembre del 2011. Se trató de un evento celeste especial puesto que como vimos -siempre desde el movimiento de precesión- las estrellas fijas "se mueven" muy lentamente (Regulus lo hace a razón de 1 grado cada 72 años). Esto hace que lo sigamos "viendo" aún en el arranque del signo virginiano y que continuará así por 67 años más cuando recién ingresará al grado 1 (hacia 2).
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Pero vayamos un poco hacia atrás. En su lento devenir para la mirada humana -Zodíaco con Punto Vernal en "puntero Aries"- Regulus había ingresado en el signo de Leo hacia la mitad del siglo II AC. Como punto de referencia histórica, era la época de las guerras púnicas, cuando Roma comenzaba su escalada expansionista por el Mediterráneo. Para dar una idea de su lento desplazamiento (siempre desde el punto de vista precesional), recordemos que en 1930 estaba aún a 28:52 del signo de Leo.
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Ahora bien: el signo de Leo coincidía con la constelación de Leo, como dijimos, en los milenios previos a la era cristiana, cuando estimamos se formalizó la estructura representativa del Zodíaco. No es casual por lo tanto que a ese ángulo leonino (120 a 150 grados a partir del Punto Vernal o grado cero del signo ariano, en aquellos tiempos coincidiendo también con la constelación de Aires) se lo asociara con las cualidades de enorme brillo y majestuosidad como las que emana esta estrella, la que se veía claramente en el trasfondo, cuando el Sol salía durante esa época del año.
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Reiteremos algo que ya vimos, importantísimo: es la única estrella de esa magnitud que se cruza con la eclíptica en el aparente camino del Sol a través del Zodíaco, lo que aumenta su brillo cuando es posible verla desde la Tierra.
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En aquellos lejanos tiempos, cuando el Sol se proyectaba contra el telón de fondo de esta constelación que válidamente se bautizó como "del León", el gran Rey de los animales, se intuía a Regulus durante el día pero el reflejo del sol impedía verlo. Se sabía su posición porque sí se lo veía durante la noche, en especial durante su gran Noche Astronómica del 19 de febrero. De día entonces se lo intuía ahí arriba del sol, como una corona pequeña pero dominando al astro rey desde su altura. De ahí su nombre, ya que Regulus sería algo así como "pequeño sol". Pequeño por la lejanía respecto del Sol pero con el poder de ser percibida como la corona del gran astro rey. A veces se la conocía también con el nombre de Corleonis "o el corazón del León", como también ya vimos. (7)
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Podemos suponer por qué se la asociaba con gloria, éxito y honores, para el destino de quienes la tenían cerca del propio Sol -del día de su nacimiento- o en otras posiciones importantes de su carta. Recordemos que en la antigüedad no todo el mundo se hacía sus cartas natales; era enormemente costoso en tiempo e inteligencia, por lo que estaban casi exclusivamente reservadas a los grandes varones de las cortes. Porque recordemos igualmente que estamos hablando de una etapa histórica en la que ya estaba firmemente plantado el patriarcado.
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Por este brillo particular que Régulus le imponía, la constelación de Leo -coincidente con el signo en esas épocas antiguas- era vista como una dignidad muy especial dentro del conjunto de las otras constelaciones. De ahí que se le adjudicó sin dudarlo la regencia del propio Sol.
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Como dijimos, otra hipótesis crucial con la que nos movemos los astrólogos transpersonales, es que el orden interno del psiquismo colectivo no sólo retraduce el movimiento global del sistema con imágenes arquetípicas. Además incide sobre él, co-crea con el mismo. Esta intuición estuvo desde antaño presente en la astrología mística y ahora reflota, con otras aperturas, desde que pudimos juntar las propuestas jungianas con el resto de nuestra perspectiva.
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Esa hipótesis nos conduce a comprender el Zodíaco del Punto Vernal ariano, interno al sistema solar, como el ámbito desde el cual simbolizamos y representamos -ergo construimos- la vida que vivimos. Ahora bien: cuando una estrella fija de semejante peso histórico como Regulus -pesquisada en su lento devenir desde este Zodíaco del psiquismo representador y co-creador- cambia de signo, estamos ante algo digno de ser interpretado a nuevo.
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REGULUS EN LEO, COMO SIEMPRE (DESDE LA MIRADA ASTRONÓMICA).
PERO AHORA A LA VEZ EN VIRGO (DESDE NUESTRA MIRADA ASTROLÓGICA).
El ingreso de Regulus en el signo de Virgo es muy reciente: data del 29 de noviembre del 2011. Se trató de un evento celeste especial puesto que como vimos -siempre desde el movimiento de precesión- las estrellas fijas "se mueven" muy lentamente (Regulus lo hace a razón de 1 grado cada 72 años). Esto hace que lo sigamos "viendo" aún en el arranque del signo virginiano y que continuará así por 67 años más cuando recién ingresará al grado 1 (hacia 2).
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Pero vayamos un poco hacia atrás. En su lento devenir para la mirada humana -Zodíaco con Punto Vernal en "puntero Aries"- Regulus había ingresado en el signo de Leo hacia la mitad del siglo II AC. Como punto de referencia histórica, era la época de las guerras púnicas, cuando Roma comenzaba su escalada expansionista por el Mediterráneo. Para dar una idea de su lento desplazamiento (siempre desde el punto de vista precesional), recordemos que en 1930 estaba aún a 28:52 del signo de Leo.
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Ahora bien: el signo de Leo coincidía con la constelación de Leo, como dijimos, en los milenios previos a la era cristiana, cuando estimamos se formalizó la estructura representativa del Zodíaco. No es casual por lo tanto que a ese ángulo leonino (120 a 150 grados a partir del Punto Vernal o grado cero del signo ariano, en aquellos tiempos coincidiendo también con la constelación de Aires) se lo asociara con las cualidades de enorme brillo y majestuosidad como las que emana esta estrella, la que se veía claramente en el trasfondo, cuando el Sol salía durante esa época del año.
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Reiteremos algo que ya vimos, importantísimo: es la única estrella de esa magnitud que se cruza con la eclíptica en el aparente camino del Sol a través del Zodíaco, lo que aumenta su brillo cuando es posible verla desde la Tierra.
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En aquellos lejanos tiempos, cuando el Sol se proyectaba contra el telón de fondo de esta constelación que válidamente se bautizó como "del León", el gran Rey de los animales, se intuía a Regulus durante el día pero el reflejo del sol impedía verlo. Se sabía su posición porque sí se lo veía durante la noche, en especial durante su gran Noche Astronómica del 19 de febrero. De día entonces se lo intuía ahí arriba del sol, como una corona pequeña pero dominando al astro rey desde su altura. De ahí su nombre, ya que Regulus sería algo así como "pequeño sol". Pequeño por la lejanía respecto del Sol pero con el poder de ser percibida como la corona del gran astro rey. A veces se la conocía también con el nombre de Corleonis "o el corazón del León", como también ya vimos. (7)
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Podemos suponer por qué se la asociaba con gloria, éxito y honores, para el destino de quienes la tenían cerca del propio Sol -del día de su nacimiento- o en otras posiciones importantes de su carta. Recordemos que en la antigüedad no todo el mundo se hacía sus cartas natales; era enormemente costoso en tiempo e inteligencia, por lo que estaban casi exclusivamente reservadas a los grandes varones de las cortes. Porque recordemos igualmente que estamos hablando de una etapa histórica en la que ya estaba firmemente plantado el patriarcado.
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Por este brillo particular que Régulus le imponía, la constelación de Leo -coincidente con el signo en esas épocas antiguas- era vista como una dignidad muy especial dentro del conjunto de las otras constelaciones. De ahí que se le adjudicó sin dudarlo la regencia del propio Sol.
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Júpiter, a su vez, era para los Romanos el "astro" protector y rector del Imperio Romano; recordemos que no se hablaba aún de planetas vs. estrellas. Por su brillo lejano pero contundente en algunos momentos de su traslación, se pensaba que tenía el poder para determinar el curso de acción política del Imperio. Se sabía que cada doce años "retornaba" y era importante el momento en que se cruzaba con Régulus.
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REGULUS, JUPITER Y LA ESTRELLA DE BELÉN. (8)
Como bien sabemos, la estrella de Belén se considera un evento astronómico, sólo que no es fácil situarla exactamente en el tiempo. Esto llevó a cuestionar que Jesús de Nazareth hubiera nacido en el año cero, como luego se representó. Hay varias hipótesis al respecto, pero en varias de ellas... ¡aparece la alineación de Regulus con Júpiter! Sólo que proyectados contra el signo de Leo, ángulo contra el cual se empezó a ver a la estrella a partir del año 156 aC, moviéndose como vimos, a razón de 72 años por grado.
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Estas hipótesis sitúan las tres conjunciones (debidas al avance y retrogradación de Jupiter por el signo de Leo) en los meses que van desde finales del año 3 a comienzos del año 2 "antes de Cristo".
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En la historia de la humanidad, por cierto que esta alineación pudo simbolizar la etapa de irrupción del arquetipo del Rex dominando ahora una dimensión imperial de extensión hasta ese momento desconocida: desde el emperador Augusto de Roma (cuyo dominio era el poder en la Tierra) hasta Jesús-Cristo, nacido bajo su reinado pero cuyo "reino" era el de los Cielos. Sumemos a esto que pocos años antes nacía la Era de Piscis (recordemos, Punto Vernal proyectándose "hacia atrás", ya no más en Aries sino arrancando en Piscis desde atrás, desde en los últimos grados de la constelación de los peces).
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LA ALINEACIÓN Y EL SIMBOLISMO DE REGULUS Y JÚPITER, HOY
La Era de Piscis, como vimos, está en sus postrimerías mientras la de Acuario asoma lentamente y éste es un hecho astronómico ineluctable. En el plano del psiquismo colectivo inundado de relatos míticos co-creadores de "lo real", se viene anticipando su cualidad desde hace ya varios años. En el cruce histórico, es un hecho que nos toca vivir esta encarnación en un momento bisagra. Es por ello que la magnitud de lo que nos ocurre, a quienes nos conectamos con Regulus en estos años, desde el 2011 en que la vimos "pasar a Virgo", a la fecha, implica una meditación colectiva capaz de ampliar enormemente nuestra percepción. Dicha magnitud proviene del lapso histórico enorme, casi sincrónico con la duración de una Era astronómica, en el que Regulus "habitó Leo" en sus dos maneras -constelación y signo- pero recién ahora, desde el 28 de noviembre del 2011, se despide de dicha concertación de paradigmas. Escribo esto en marzo de 2016 por lo tanto, esta transición empezó hace sólo cuatro años y medio a habitar esa zona de nuestro Zodíaco representado con imágenes, llamado signo de Virgo, después de estar 2172 años representada con imágenes de su propia constelación de origen: Leo.
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Por desplazarse su visión tan lentamente, desde nuestra "atalaya" terrestre -a razón de 72 años por grado- recién irrumpirá en el grado 1 (yendo a 2) de Virgo en el año 2083. O sea: tenemos tiempo de sobra para asimilar la importancia de este cambio en las representaciones colectivas humanas ligadas al Rex, al Rey, al centro, al corazón del León... desplazado ahora hacia la región de la Virgen.
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La Carta Natal de Cristina muestra su Sol a menos de 1 grado en Piscis, con lo que Regulus queda instalado exactamente en su opuesto, en noviembre del 2011, en coincidencia casi exacto con su reelección de finales del 2011, ganada por mayoría aplastante. Su asunción fue el 10 de dic 2011 con un eclipse total de Luna.
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Hubo alineaciones con Régulus en los años subsiguientes a dicha fecha (28-29 de noviembre 2011), algunas más significativas que otras. Mercurio, Venus y Marte, por su velocidad, estuvieron varias veces alineados en torno del grado inicial de Virgo, con la gran estrella. Así por ejemplo:
25 agosto 2014 (Luna Nueva) a 2 de Virgo
12 de agosto 2015: entra Júpiter en Virgo,
31 julio 2016 (Luna llena del mes de Leo) Venus estaba a 0 deVirgo
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Pero desde que Júpiter entró en Virgo (luego del 2011) ésta es la primera Luna Llena alineada con un pequeño orbe, con Régulus.
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REGULUS, JUPITER Y LA ESTRELLA DE BELÉN. (8)
Como bien sabemos, la estrella de Belén se considera un evento astronómico, sólo que no es fácil situarla exactamente en el tiempo. Esto llevó a cuestionar que Jesús de Nazareth hubiera nacido en el año cero, como luego se representó. Hay varias hipótesis al respecto, pero en varias de ellas... ¡aparece la alineación de Regulus con Júpiter! Sólo que proyectados contra el signo de Leo, ángulo contra el cual se empezó a ver a la estrella a partir del año 156 aC, moviéndose como vimos, a razón de 72 años por grado.
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Estas hipótesis sitúan las tres conjunciones (debidas al avance y retrogradación de Jupiter por el signo de Leo) en los meses que van desde finales del año 3 a comienzos del año 2 "antes de Cristo".
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En la historia de la humanidad, por cierto que esta alineación pudo simbolizar la etapa de irrupción del arquetipo del Rex dominando ahora una dimensión imperial de extensión hasta ese momento desconocida: desde el emperador Augusto de Roma (cuyo dominio era el poder en la Tierra) hasta Jesús-Cristo, nacido bajo su reinado pero cuyo "reino" era el de los Cielos. Sumemos a esto que pocos años antes nacía la Era de Piscis (recordemos, Punto Vernal proyectándose "hacia atrás", ya no más en Aries sino arrancando en Piscis desde atrás, desde en los últimos grados de la constelación de los peces).
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LA ALINEACIÓN Y EL SIMBOLISMO DE REGULUS Y JÚPITER, HOY
La Era de Piscis, como vimos, está en sus postrimerías mientras la de Acuario asoma lentamente y éste es un hecho astronómico ineluctable. En el plano del psiquismo colectivo inundado de relatos míticos co-creadores de "lo real", se viene anticipando su cualidad desde hace ya varios años. En el cruce histórico, es un hecho que nos toca vivir esta encarnación en un momento bisagra. Es por ello que la magnitud de lo que nos ocurre, a quienes nos conectamos con Regulus en estos años, desde el 2011 en que la vimos "pasar a Virgo", a la fecha, implica una meditación colectiva capaz de ampliar enormemente nuestra percepción. Dicha magnitud proviene del lapso histórico enorme, casi sincrónico con la duración de una Era astronómica, en el que Regulus "habitó Leo" en sus dos maneras -constelación y signo- pero recién ahora, desde el 28 de noviembre del 2011, se despide de dicha concertación de paradigmas. Escribo esto en marzo de 2016 por lo tanto, esta transición empezó hace sólo cuatro años y medio a habitar esa zona de nuestro Zodíaco representado con imágenes, llamado signo de Virgo, después de estar 2172 años representada con imágenes de su propia constelación de origen: Leo.
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Por desplazarse su visión tan lentamente, desde nuestra "atalaya" terrestre -a razón de 72 años por grado- recién irrumpirá en el grado 1 (yendo a 2) de Virgo en el año 2083. O sea: tenemos tiempo de sobra para asimilar la importancia de este cambio en las representaciones colectivas humanas ligadas al Rex, al Rey, al centro, al corazón del León... desplazado ahora hacia la región de la Virgen.
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La Carta Natal de Cristina muestra su Sol a menos de 1 grado en Piscis, con lo que Regulus queda instalado exactamente en su opuesto, en noviembre del 2011, en coincidencia casi exacto con su reelección de finales del 2011, ganada por mayoría aplastante. Su asunción fue el 10 de dic 2011 con un eclipse total de Luna.
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Hubo alineaciones con Régulus en los años subsiguientes a dicha fecha (28-29 de noviembre 2011), algunas más significativas que otras. Mercurio, Venus y Marte, por su velocidad, estuvieron varias veces alineados en torno del grado inicial de Virgo, con la gran estrella. Así por ejemplo:
25 agosto 2014 (Luna Nueva) a 2 de Virgo
12 de agosto 2015: entra Júpiter en Virgo,
31 julio 2016 (Luna llena del mes de Leo) Venus estaba a 0 deVirgo
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Pero desde que Júpiter entró en Virgo (luego del 2011) ésta es la primera Luna Llena alineada con un pequeño orbe, con Régulus.
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NOTAS Y FUENTES
Nuestro recordatorio habitual acerca de Wikipedia. Es un utilísimo sistema, puesto que todos los temas están allí contenidos. Pero se requiere siempre una revisión de las fuentes usadas. Nunca tomar literalmente todo lo que en sus entradas se publica. Revisar y chequear siempre sus contenidos, con otras fuentes.
(1) PARALAJE
El o la paralaje (del griego παράλλαξις [parálaksis], ‘cambio’, ‘diferencia’) es la desviación angular de la posición aparente de un objeto, dependiendo del punto de vista elegido. (Ridpath Ian: "Diccionario de Astronomía", España, Ed. Complutense, 1999.
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(2) Definición de PUNTO VERNAL: el que tiene lugar en la intersección entre el ecuador y la eclíptica correspondiente al equinoccio de primavera boreal, en el que se produce el paso aparente del Sol desde el hemisferio austral al del norte.
https://oweyne.blogspot.com/2011/01/el-zodiaco.html
Leo pasando a Virgo y el misterio de la Esfinge. Por Alice Bailey
http://www.esotericastrologer.org/Languages/1%20Spanish/25%20Leo-
Virgo%20El%20Misterio%20de%20la%20Esfinge.htm
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Algo un poco bizarro, pero leamos ...
http://www.huffingtonpost.com/michael-lutin/regulus-enters-virgo-the-_b_1114929.html
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En el mundo andino: el énfasis en el Solsticio y en el caso del Inti Raymi. Algunos festejos en ciertas poblaciones de la serranía, se prolongan hasta agosto...
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(4)
La PRIMAVERA y el arranque del zodíaco, contado desde el hemisferio norte.
https://virgiliotovar.wordpress.com/2014/03/20/felices-pascuas-2014-2/
La PRIMAVERA y el arranque del zodíaco, contado desde el hemisferio norte.
https://virgiliotovar.wordpress.com/2014/03/20/felices-pascuas-2014-2/
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(5) ZODÍACO
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(6) CALENDARIOS
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(7) RÉGULUS, más datos sobre la importancia de esta estrella
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(8) JÚPITER, RÉGULUS Y LA ESTRELLA DE BELÉN
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Recopilaciones útiles desde wikipedia. Con el recordatorio de siempre (revisar las notas finales y las fuentes).
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.Leo pasando a Virgo y el misterio de la Esfinge. Por Alice Bailey
http://www.esotericastrologer.org/Languages/1%20Spanish/25%20Leo-
Virgo%20El%20Misterio%20de%20la%20Esfinge.htm
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Algo un poco bizarro, pero leamos ...
http://www.huffingtonpost.com/michael-lutin/regulus-enters-virgo-the-_b_1114929.html
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En el mundo andino: el énfasis en el Solsticio y en el caso del Inti Raymi. Algunos festejos en ciertas poblaciones de la serranía, se prolongan hasta agosto...