CÁNCER ARRANCA
Foto de Myriam Cohen (de su muro de Facebook)
Me gusta esta frase antigua para invocar el ingreso a la cuarta parte del año: "construyo una casa iluminada... y allí habito". Nada mejor que el ingreso al ángulo o signo canceriano del zodíaco (grado 90 a partir del equinoccio) para repasar la geometría en movimiento del Sistema Planetario.
Las cuatro estaciones tienen que ver con la inclinación del eje de la Tierra, 23º 27’ en relación al plano de su órbita alrededor del Sol. El arranque del invierno se indica como el día más corto y la noche más larga del año en lo que hace a nuestro hemisferio austral; y lo inverso para el hemisferio norte.
Tanto éste como el solsticio del 22 de diciembre indican un cambio de dirección en la proporción luz/oscuridad: mientras el invierno supone comenzar a escapar de lo oscuro (la noche más larga) rumbo a lo luminoso, el verano es un ir desde la luz más intensa (el día más largo) a la oscuridad creciente.
Los astrólogos seguimos llamando Cáncer a este ingreso al ángulo de 90 grados respecto del Punto Vernal (21 de marzo), donde luz y oscuridad son equivalentes. Por eso el arranque zodiacal se sitúa en este cero grado o conjunción, mientras el Solsticio del 21 de junio sería su primer cuarto (90 grados) del recorrido total.
Tanto éste como el solsticio del 22 de diciembre indican un cambio de dirección en la proporción luz/oscuridad: mientras el invierno supone comenzar a escapar de lo oscuro (la noche más larga) rumbo a lo luminoso, el verano es un ir desde la luz más intensa (el día más largo) a la oscuridad creciente.
Los astrólogos seguimos llamando Cáncer a este ingreso al ángulo de 90 grados respecto del Punto Vernal (21 de marzo), donde luz y oscuridad son equivalentes. Por eso el arranque zodiacal se sitúa en este cero grado o conjunción, mientras el Solsticio del 21 de junio sería su primer cuarto (90 grados) del recorrido total.
Cuando empezaban a estabilizarse y registrarse las primeras observaciones astrológicas -mucho antes de la Era Cristiana- este momento de cada año mostró durante más dos mil años al Sol proyectado a lo largo de la constelación de Cáncer o del Cangrejo. Si bien la precesión de los equinoccios -o sea, el cambio en la dirección del eje de la Tierra, que gira en unos 26.000 años alrededor del eje de la eclíptica- fue moviendo la relación y hoy no se ve al Sol proyectado contra la constelación del Cangrejo desde el 21 de junio hasta el 23 de julio, la relación Tierra-Sol sigue siendo de 90 a 120 grados en esos momentos respecto del 21 de marzo. Ese ángulo quedó consagrado con el nombre de Cáncer con todos los atributos y cualidades de "geometría sagrada" ligadas a esa angularidad. No se trata por lo tanto de la constelación del Cangrejo lo que la astrología toma en cuenta en este momento, sino la reiteración anual de esa angularidad, bautizada como Cáncer desde antiguo. Algunas personas desinformadas persisten en atribuir a los astrólogos el desconocimiento de estas relaciones entre signo y constelación, como un pretexto para mantener vivos sus prejuicios anti-astrológicos.
Esta "cuarta parte" del recorrido total implica la primera forma, el primer mojón consciente o arranque de la conciencia respecto del viaje total. Previo a este momento, los primeros 90 grados a partir del equinoccio de marzo -que la astrología sigue dividiendo en tres tramos de treinta grados cada uno o signos, desde el cero grado de Aries pasando por Tauro y Géminis, hasta llegar al cero grado de Cáncer- equivaldrían a un arranque "en sí" de la energía del circuito total zodiacal.
Pero a partir de esta cuarta parte adviene la primera instalación del cuaternario, y en ese sentido se habla de "un nuevo comienzo", en todas las celebraciones antiguas. Recién con Cáncer el despliegue zodiacal adquiere una forma “posible” para la conciencia humana. En nuestra América del Sur los pueblos andinos, por ejemplo, celebran el Inti Raymi o Fiesta del Sol, precisamente por este concepto: el día más corto les anunciaba paulatinamente la resurrección de la luz. En el hemisferio norte la relación se invierte y así es como en Europa, desde muy antiguo, se encienden las famosas hogueras "para dar más fuerza al Sol" que empieza a ser cada vez más débil -las de San Juan en España son reminiscencias de ello- indicándose el comienzo del verano o sea, el paulatino oscurecimiento.
Pero a partir de esta cuarta parte adviene la primera instalación del cuaternario, y en ese sentido se habla de "un nuevo comienzo", en todas las celebraciones antiguas. Recién con Cáncer el despliegue zodiacal adquiere una forma “posible” para la conciencia humana. En nuestra América del Sur los pueblos andinos, por ejemplo, celebran el Inti Raymi o Fiesta del Sol, precisamente por este concepto: el día más corto les anunciaba paulatinamente la resurrección de la luz. En el hemisferio norte la relación se invierte y así es como en Europa, desde muy antiguo, se encienden las famosas hogueras "para dar más fuerza al Sol" que empieza a ser cada vez más débil -las de San Juan en España son reminiscencias de ello- indicándose el comienzo del verano o sea, el paulatino oscurecimiento.
En Cáncer por lo tanto nos conectamos con la conciencia de la forma a la que pertenecemos, en nuestro caso, la humanidad. Acá podemos meditar sobre ¿cómo desarrollar una conciencia de empatía con todos nuestros semejantes? El desarrollo de la comprensión de cada individuo humano, de la unidad que existe entre él y toda la humanidad, más la predisposición hacia el cuidado de todos los seres vivos vulnerables, es lo único que está cambiando la faz del mundo. Y es lo único que podrá disminuir el dolor en este planeta. Todas éstas son meditaciones muy oportunas y ligadas a la vibración canceriana.
Celebremos entonces el arranque del ángulo sagrado que llamamos "Cáncer", reiterado una y otra vez en este tramo vincular entre la Tierra y el Sol. Invoquemos paz y contacto, cada uno en nuestra intimidad pero también conectándonos con todas las "formas cancerianas" del planeta.
Una de estas formas, recordemos, es nuestro propio país, cuya construcción de origen situamos en el transcurso de estos treinta grados del "gran recorrido" (el 9 de julio). Nuestra bandera nacional es también una de estas formas cancerianas creada por Manuel Belgrano quien, sincrónicamente, muere en el umbral de este momento del año.
La INVOCACIÓN UNIVERSAL que sigue, aparece en todos los textos de Alice Bailey, quien nos acercó en sus textos la gran sabiduría astrológico-esotérica del Maestro Tibetano Djwhal Khul. Es amplia, incluyente... y oportuna como para recordarla e invocarla mes a mes durante la Luna Llena. Y también en este momento ritual del Solsticio.
DICE ASI:
Los hijos de los hombres son uno solo y yo soy uno solo con ellos.
Busco amar, no odiar...
Busco servir, no exigir debido servicio...
Busco curar, no herir...
Que el dolor aporte debida recompensa de luz y amor
Que el alma controle a la forma externa,
y a la vida y a todos los acontecimientos
Y revele el amor
Que subyace en los sucesos del tiempo.
Que lleguen la visión y la intuición
Que se revele el futuro
Que aparezca la unión y desaparezcan las divisiones externas
Que prevalezca el amor
Que todos los hombres amen...
PARA LEER ALGO MÁS SOBRE ESTE RITUAL PODEROSO, EN RELACIÓN A UNA "ASTROLOGÍA DEL SIGLO XXI, DESDE EL HEMISFERIO SUR", HACER CLIK AQUÍ:
http://oweyne.blogspot.com.ar/2015/06/astrologia-del-siglo-xxi-desde-el.html
Los hijos de los hombres son uno solo y yo soy uno solo con ellos.
Busco amar, no odiar...
Busco servir, no exigir debido servicio...
Busco curar, no herir...
Que el dolor aporte debida recompensa de luz y amor
Que el alma controle a la forma externa,
y a la vida y a todos los acontecimientos
Y revele el amor
Que subyace en los sucesos del tiempo.
Que lleguen la visión y la intuición
Que se revele el futuro
Que aparezca la unión y desaparezcan las divisiones externas
Que prevalezca el amor
Que todos los hombres amen...
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