Urano y Gea:
El amor salvaje del Cielo y la Tierra
(el mito profundo de la Primavera) ...
En el mes de LIBRA
En Malabia 2363 17 “D”
...del 9 al 30 de octubre, durante cuatro reuniones,
En Malabia 2363 17 “D”
...del 9 al 30 de octubre, durante cuatro reuniones,
te invitamos a compartir el diálogo y los desencuentros de esta pareja:
URANO y GEA
El Amante Creativo- La Amante Preñada
El Amante Creativo- La Amante Preñada
Módulos mensuales
Coordina: Olga Weyne
Jueves de 19:30 a 21:30,
En Malabia 2363 17 “D” Para alumnos y egresados de ambos sexos.
(Se requiere un conocimiento mínimo de lectura astrológica
y concurrir con su propia carta natal o la carta que se desee trabajar)
Arancel mensual: $150
Reencontrar nuestros ritmos naturales, ver, oír, sentir con sensibilidad y percepción renovadas, es recuperar nuestra herencia originaria. Esta es la herencia que la Tierra y el Cielo nos legaron desde un origen (que suponemos mítico), desde un lejano Edén en el cual el Amor masculino-femenino era sinónimo de Fuego, Libertad y Confianza en el torrente de la Vida.
¿Quién era él, el Amado? Era la esencia misma de la creatividad cósmica, irrumpiendo con fuerza imparable (como lo hizo Hades ante Perséfone). Sólo que sin encontrar temor ni resistencia alguna en lo femenino.Coordina: Olga Weyne
Jueves de 19:30 a 21:30,
En Malabia 2363 17 “D” Para alumnos y egresados de ambos sexos.
(Se requiere un conocimiento mínimo de lectura astrológica
y concurrir con su propia carta natal o la carta que se desee trabajar)
Arancel mensual: $150
Reencontrar nuestros ritmos naturales, ver, oír, sentir con sensibilidad y percepción renovadas, es recuperar nuestra herencia originaria. Esta es la herencia que la Tierra y el Cielo nos legaron desde un origen (que suponemos mítico), desde un lejano Edén en el cual el Amor masculino-femenino era sinónimo de Fuego, Libertad y Confianza en el torrente de la Vida.
¿Quién era ella, la Amada? Era Gea, en quien se unían la doncella y la madre, Venus y la Luna. En ella se expresaba lo “femenino maduro y al mismo tiempo arrobado”, al decir de Marion Woodman. Esa mezcla fascinante y compleja de virginidad y sabiduría, abriéndose ante el abrazo cegador de la potencia masculina.
El goce de estos Amantes Originarios no tenía nada que ver con la autocompletitud o con ningún Paraiso condicionado. En todo caso, su amor se desplegaba míticamente en un Edén abierto y libre, y el orgasmo se hacía presente por primera vez en toda la magnificencia de su condición sagrada.
Hoy sólo cabe concebir este encuentro maravilloso y totalizador fuera del tiempo, en un escenario donde la creatividad vital irrumpe “presente a presente”. Por eso sólo podemos tocar ese gran milagro brevemente, casi como un destello, expresado en el misterio sexual de todo lo viviente.
Es un hecho que la historia concreta de los humanos no pudo soportar semejante impronta, y que "algo" la interrumpió para su conciencia. Así fue como todos, varones y mujeres, vivimos extrañando y anhelando el retorno de ese abrazo extático. Y experimentando nuestros encuentros desde la división que cada sexo ha sentido desde siempre como el mayor de sus dolores psíquicos: la escisión entre sus partes de Madre o Mujer-Amante, las mujeres. O de Padre o Varón-amante, los varones.
Sin embargo, cada vez que el amor irrumpe como fuego imparable (cada vez que un varón y una mujer se encienden mutuamente a través del deseo) el secreto originario de Urano y Gea vuelve a restallar por unos segundos en nuestros cerebros.
Este flash suele durar lo que el aleteo de una mariposa... pero no importa. Sepamos que con eso alcanza para que, de a poco, nuestros cuerpos vayan rememorando el más grande de los misterios de la Vida.
El resto... dejémoslo a la Primavera.