Red LunaVenus Ciclo 2009
MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS
SEGUNDO RITUAL ANUAL DEL FUEGO
En el mes de Leo
LA MUJER ESQUELETO
El Amor es un Cazador Valiente
El Amor es un Cazador Valiente
(el Corazón ... un Cazador Solitario). 

Ritual abierto (de "Lobas Invitan")
Sábado 1 de agosto de 2009
de 15 a 19:30 hs
En: Yerbal 79
(a 100 de Av. La Plata y Rivadavia)
Coordinación: equipo coordinador general de la Red LunaVenus
( “Lobas de los lunes”)
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Estas tres convocatorias anuales, abiertas a todas las mujeres que de alguna manera se hayan dejado "tocar" alguna vez por los cuentos de Clarissa Pinkola Estés, están dedicadas este año al Triángulo de Fuego.
Según nuestra mirada mandálica (en base a la cual hemos resignificado los cuentos de Clarissa) esas tres fases del fuego están ligados a estos cuentos:Aries (LA LOBA) - Leo (LA MUJER ESQUELETO)- Sagitario (PIEL DE FOCA)
El cuento previo a La Mujer Esqueleto es Manawee (para nuestra lectura, ligado al signo de Cáncer, momento en el cual podemos delimitar la luz y la sombra, nuestro nombre conocido y nuestro nombre oscuro)... Este sólo puede ser "nombrado" por un compañero sensible, o por nuestro propio Animus ya en proceso colaborador con nuestra individuación.
De Manawee a La Mujer Esqueleto (de Cáncer a Leo):
Si Manawee (el masculino de la mujer) no puede convocar su “nombre secreto”, entonces no habrá corazón apasionado de ningún cazador-pescador que pueda rescatar a la Mujer Esqueleto. Quedará aniñada y temerosa, en el fondo del océano... incapaz de ser tocada profundamente (transformada) por lo masculino.
Pero si el nombre de esa “Hermana Oscura” (o sea, de la Muerte) fue pronunciado por el instinto masculino en Manawee, ahora éste podrá transformarse en el cazador valiente y compasivo de la Mujer Esqueleto. Con su corazón apasionado podrá recuperarla y amarla, rescatándola de la oscuridad. Esta mujer sumergida es portadora del segundo fuego del mandala (Leo) y por eso hay acá otra “resurrección de los huesos”. El masculino resucitador es tanto un varón amante como el ánimus integrado de la mujer.
Pero si el nombre de esa “Hermana Oscura” (o sea, de la Muerte) fue pronunciado por el instinto masculino en Manawee, ahora éste podrá transformarse en el cazador valiente y compasivo de la Mujer Esqueleto. Con su corazón apasionado podrá recuperarla y amarla, rescatándola de la oscuridad. Esta mujer sumergida es portadora del segundo fuego del mandala (Leo) y por eso hay acá otra “resurrección de los huesos”. El masculino resucitador es tanto un varón amante como el ánimus integrado de la mujer.
La Mujer Esqueleto: el cuento
Ella había hecho algo que su padre no aprobaba -ya nadie recordaba qué- y por eso había sido arrastrada hasta el acantilado y arrojada al mar. Allí los peces comieron su carne y la dejaron reducida a un triste esqueleto, que daba vueltas entre las corrientes marinas del fondo. Un día vino un pescador-cazador solitario y su anzuelo se quedó enganchado. Cuanto más tiraba, más se enredaba, hasta que a sus espaldas y sin que él se percatara, empezaron a salir a la superficie los huesos de La Mujer Esqueleto... ¡Aaaaaaaaayyyyy...! gritó él y se puso a remar con todas sus fuerzas hasta la orilla. Pero ella seguía enredada en su sedal, y lo siguió a todas partes, y él no pudo evitar que entrara a su iglú.

Cuando encendió su lámpara de aceite la vio allí, toda huesos, acurrucada en un rincón sobre el suelo de nieve de su casa, con un talón sobre el hombro y una rodilla en el interior de los huesos del tórax... Entonces, el pescador no pudo explicar qué le ocurrió. El era un hombre solitario. El caso es que se sintió invadido por una cierta compasión y, dulcemente, empezó a desengancharla del sedal en el que estaba enredada.

Cuando terminó, una vez que le hubo colocado todos sus huesos en orden, la cubrió con unas pieles para que entrara en calor. El pescador sintió sueño, se deslizó bajo las pieles para dormir y enseguida empezó a soñar. Y en el sueño, se le escapó una lágrima. La Mujer Esqueleto vio su brillo y de repente le entró mucha sed: bebió esa lágrima hasta que consiguió saciar su sed de años. Luego, introdujo la mano en el pecho del hombre dormido y le sacó el corazón, que golpeaba tan fuerte como un tambor. Ella se puso de pie y con el tambor entre sus manos se puso a bailar. Y cuanto más bailaba, más carne iba cubriendo sus huesos, más pelos asomaban en su cabeza, más blanduras en sus pechos y en su vientre. Y cuando terminó, se deslizó al lado del hombre dormido, piel contra piel. Devolvió el corazón a su cuerpo y, cuando ambos despertaron, se encontraron abrazados, enredados uno con el otro. Pero de una manera buena y perdurable.
Navegando con La Mujer Esqueleto por la superficie del río...
Si la cara –temida- de la Hermana Oscura queda arrojada al afuera, si permanece innombrable, no habrá corazón apasionado de ningún cazador-pescador que pueda rescatar a esta Mujer Esqueleto. Quedará aniñada y temerosa, en el fondo del océano... incapaz de ser tocada profundamente por lo masculino. De ser transformada por el amor.
Si la cara –temida- de la Hermana Oscura queda arrojada al afuera, si permanece innombrable, no habrá corazón apasionado de ningún cazador-pescador que pueda rescatar a esta Mujer Esqueleto. Quedará aniñada y temerosa, en el fondo del océano... incapaz de ser tocada profundamente por lo masculino. De ser transformada por el amor.
Navegando con La Mujer Esqueleto por el Río Profundo, el río debajo del río
Pero si el nombre de esa Hermana Oscura –el aspecto Muerte de la Vida- fue invocado por el instinto masculino de Manawee, ahora éste podrá transformarse en el cazador valiente y compasivo de la Mujer Esqueleto. Su corazón apasionado podrá recuperarla, amarla, rescatarla de la oscuridad. Esta mujer sumergida y renacida es portadora del segundo fuego del mandala -Leo- y por eso hay acá otra resurrección de los huesos. El masculino resucitador es tanto un varón amante como el Animus crecientemente integrado de la mujer.
Pero si el nombre de esa Hermana Oscura –el aspecto Muerte de la Vida- fue invocado por el instinto masculino de Manawee, ahora éste podrá transformarse en el cazador valiente y compasivo de la Mujer Esqueleto. Su corazón apasionado podrá recuperarla, amarla, rescatarla de la oscuridad. Esta mujer sumergida y renacida es portadora del segundo fuego del mandala -Leo- y por eso hay acá otra resurrección de los huesos. El masculino resucitador es tanto un varón amante como el Animus crecientemente integrado de la mujer.
LOS CUENTOS DE CLARISSA, RESIGNIFICADOS MANDÁLICAMENTE.

Como lo hacemos desde el año 2001, seguiremos proponiendo a toda mujer que se interese por esta navegación, la hermosa aventura de entregarse a ritualizaciones, basadas en los cuentos del texto de Clarissa Pinkola Estés, así como a “varones de mente y corazón abiertos”, o sea, a aquellos compañeros que entiendan la necesidad de comprender nuestro camino de individuación femenino.
Tal como lo hemos sintetizado en nuestra página web (http://www.redlunavenus.com.ar/) la lectura de los mismos –en doce fases que cíclicamente repetimos año a año- nos ayudó desde nuestro origen a sintetizar las intuiciones de esta autora. Hemos dibujado mandalas de Aries a Piscis, donde las cualidades zodiacales organizan de manera profunda y esencial los elementos psicológicos que cada uno de los cuentos nos ofrecen. Por ello, antes de leer el cuento del mes necesitamos volver al cuento previo, para hacernos cargo del proceso y de su desarrollo, ya que entendemos que ningún cuento se comprende sólo “en sí mismo” sino como un eslabón o fase del camino.
Tal como lo hemos sintetizado en nuestra página web (http://www.redlunavenus.com.ar/) la lectura de los mismos –en doce fases que cíclicamente repetimos año a año- nos ayudó desde nuestro origen a sintetizar las intuiciones de esta autora. Hemos dibujado mandalas de Aries a Piscis, donde las cualidades zodiacales organizan de manera profunda y esencial los elementos psicológicos que cada uno de los cuentos nos ofrecen. Por ello, antes de leer el cuento del mes necesitamos volver al cuento previo, para hacernos cargo del proceso y de su desarrollo, ya que entendemos que ningún cuento se comprende sólo “en sí mismo” sino como un eslabón o fase del camino.
La misma Clarissa nos acercó otra clave esencial: percibir en cada cuento las dos maneras del trabajo de la psique. Por un lado la navegación superficial o el camino psicológico; sería ésta la manera histórica y cotidiana de vivir nuestras vidas, que por cierto cada cuento nos muestra. Pero tras estas escenas se nos abre el “río por debajo del río”, el camino energético-profundo del proceso de individuación, a través del lento recorrido por los arquetipos del inconsciente colectivo.