domingo, 11 de diciembre de 2011

MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS



EN EL MES DE CAPRICORNIO (enero 2012): 

LA LLORONA / LA VENDEDORA DE FÓSFOROS / LOS TRES CABELLOS DE ORO

EL CÍRCULO DE "LOBAS DE LOS JUEVES" TE INVITA A UNA LECTURA Y REFLEXIÓN SOBRE ESTOS TRES PODEROSOS CUENTOS DE 
Clarissa Pinkola Estés ("Mujeres que corren con los lobos")
Coordinan: Olga Weyne - Nora Bibbo
Zona: Botánico
Día y Horario: jueves 12 de enero, de 15:30 a 18:30
Arancel: $50

Cupo reducido (por limitaciones de espacio)

Si te interesa asistir, escribinos a cualquiera de estas tres direcciones:
olgaweyne@gmail.com
bbnoris2010@gmail.com
info.redlunavenus@gmail.com
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LA LLORONA, LA VENDEDORA DE FÓSFOROS,
LOS TRES CABELLOS DE ORO
Tres cuentos sobre el Animus

LA LLORONA:
Un rico hidalgo corteja a una pobre pero hermosa mujer y aunque ella le da dos hijos él nunca se casa con ella. Es más, un día anuncia que regresará a España para casarse con una rica heredera, y que se llevará a sus dos hijos. La joven madre enloquece de dolor, toma a sus hijitos y los ahoga en el río mientras ella llora y muere de pena. Su alma asciende al cielo, pero allá se le dice que no entrará hasta que recupere las almas perdidas de sus hijos. Así es como La Llorona recorre la orilla agitando el río con sus cabellos, y cada tanto confunde a los niños que juegan con sus propios hijos, e intenta llevárselos consigo para siempre.

LA VENDEDORA DE FÓSFOROS:
una huerfanita intentaba vender fósforos en una aldea, para sobrevivir. Pero llegó el invierno y la nieve, y nadie le compraba. El frío era tan cruel que pensó: “puedo encenderlos y con ellos calentarme”. Fue encendiendo uno a uno y soñó con una estufa, con una mesa de comida, con una cama abrigada. Pero los fósforos se apagaban y la nieve helada volvía. Entonces vio que le quedaba uno solo. Igual decidió encenderlo y cuando lo hizo, apareció su abuela llamándola desde el cielo, donde ya no habría frío ni hambre. A la mañana siguiente encontraron muerta a la huérfana, inmóvil entre las casas de la aldea.

LOS TRES CABELLOS DE ORO:
un anciano debilitado atravesaba un bosque de noche con su farol casi apagado. A lo lejos vio la luz de una casita en la que había un fuego encendido. Apenas llegó, su farol se apagó y él se desplomó en el suelo. La anciana que estaba sentada ante la chimenea lo tomó en sus brazos, lo llevó junto al fuego y empezó a acunarlo como a un niño. “calma, calma... no pasa nada”. Toda la noche lo acunó y al alba, el anciano era ya un apuesto joven de cabellos dorados. Al amanecer era un niñito de cabellos de oro trenzado. Cuando el sol empezó a asomar, la anciana arrancó tres cabellos de su cabecita y los arrojó al suelo. Los cabellos sonaron como un timbal y el niñito bajó del regazo de la anciana, salió por la puerta y ascendió al cielo, hasta confundirse con el radiante sol matinal.
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Navegando con los Tres Cuentos sobre eel Animus por la superficie del río...
La Loba necesita que su instinto vital haga raíz en el mundo. Necesita un buen Animus. Pero si dejó resecar su piel vital, a esta altura ya ha perdido la huella. Su río quedará envenenado y contaminado, el calor de sus fósforos sólo será una ilusión y si aún va por el bosque, se perderá en el camino. Cuando el Animus de una Loba se convierte en su propia amenaza, sus frutos se resecan antes de madurar.

Navegando con los Tres Cuentos sobre el Animus por el Río Profundo, el río debajo del río...
Pero si una Loba supo recuperar su Piel antigua, ahora podrá retomar el viaje hacia la Fuente del Instinto Femenino y reencontrar el cauce profundo del “Río debajo del río”. Este paso del camino le empieza a devolver los frutos de su navegación experta porque su fuerza creativa aprendió a abrirse paso en el mundo por sí misma. Un Animus sano, un buen Animus lobuno, se vislumbra cuando la Loba puede exteriorizar de manera efectiva sus impulsos, ideas y pensamientos interiores cohesivos. Cuando la dureza y practicidad de la Vida, lejos de ser una prueba intraspasable, se transforma en el Puente Real para su fuerza renacida.