21 DE DICIEMBRE 2014
* El Solsticio o ingreso a Capricornio: a las 20:04 hora argentina, 23:04 GMT.
*La Luna Nueva, a 0:06 de Capricornio: a las 22:37 hora argentina, ( 0:37 GMT, del lunes 22 de diciembre)
Este año el verano se presenta en escena, aquí en Buenos Aires, con un espectacular día soleado y de frescura aliviante y bella.
Ya se hicieron presentes días previos de calor extremo, como anticipo...
Recordemos que solsticio de verano es el momento del año que los astrólogos del hemisferio sur marcamos a través del ingreso del Sol al ángulo del zoodiaco trópico que llamamos Capricornio. Para nuestros amigos del hemisferio norte ses trata del solsticio de invierno.
Comencemos por nuestras representaciones colectivas, o sea, por el surco milenario de simbolizaciones que esta fase nos presenta. Desde hace siglos venimos invocando para este momento del año, la oportunidad de un alto importante en el camino para meditar, resonar juntos, reflexionar. La palabra clave para simbolizar la fase que hoy arranca es CULMINACIÓN: el punto máximo de un recorrido cíclico. A partir de aquí, empieza el último cuadrante del mandala zodiacal, representación arquetípica que hemos heredado de los astrólogos del hemisferio norte y que aún cultivamos por aquí en el sur, con esmero y agradecimiento.
Pero hay bastante más que eso... y de a poco quizá lo podamos ir meditando juntos en los días que siguen. Es bueno que haya perfume de jazmines en estas latitudes, para abrirnos y resonar con esta nota musical cardinal: el Solsticio de Verano en el Hemisferio Sur.
PARA UNA ASTROLOGÍA DEL HEMISFERIO SUR: NADA MEJOR, PARA EMPEZAR, QUE RESIGNIFICAR SOLSTICIOS Y EQUINOCCIOS.
Los habitantes de las grandes ciudades de nuestra querida América del Sur -tarde pero a tiempo- empezamos a mirar lo que nos precedió, antes de la emigración que trajo a estas costas a los abuelos y bisabuelos europeos de muchos (quienes se mezclaron con los abuelos y bisabuelos autóctonos de tantos otros).
Que el nuevo edificio de la UNASUR haya sido construido este año 2014 sobre la línea demarcatoria del Ecuador (en el país que lleva su nombre), me llena de plenitud y esperanza. Por un lado, de que sigamos asumiendo con orgullo, como comunidad, esta poderosa evidencia: que tenemos sangre y herencia de pueblos originarios en el adn de todos las naciones de sudamérica, mucho más de lo que nos enseñaron. Los descendientes directos de los pueblos originarios siempre lo supieron, pero no pudieron hasta hace muy poco expresarlo con orgullo. Los que provienen de quienes "bajaron de los barcos" empiezan ahora a tomar ese legado como un tesoro propio, a sumar con el que trajeron sus ancestros inmigrantes.
Pero que uno de los gestos políticos regionales más contundentes -el edificio central de la UNASUR- se haya construido sobre el Ecuador, también me satisface y estimula como astróloga enormemente. Porque no es lo mismo una historia relatada desde el norte que desde el sur (como tampoco fue hasta hace poco, narrarla desde el este que desde el oeste).
Los rituales solares de las culturas originarias, que intentamos recuperar, exudan sabiduría de orden profundo. Tienen un sello inconfundible de ritmo cósmico, de contacto entre la Tierra y el Cielo. Aquí en el sur, el solsticio del 21 de diciembre es el de verano: marquemos entonces la diferencia con los rituales originados en el norte, no como comparación o negación, sino como aporte a lo que la Tierra está esperando de nosotros en esta Era de Acuario: rituales realmente planetarios.
Asumamos el viejo tesoro de las comunidades originarias, comuniquemos como podamos la manera cómo se vio siempre desde aquí, este poderoso punto cardinal que los astrólogos de herencia occidental llamamos Capricornio. Cómo se ritualiza un solsticio desde el día de máxima luz (y la noche de mínima sombra) y por qué entendemos que es un aporte necesario a la manera hasta ahora considerada universal.
Reconozcamos que comer nueces y alimentos proteicos en este época del año, en la cena del festejo familiar, nos venía sonando cada vez más incongruente...
Irradiemos juntos entonces, las cualidades de este aporte desde el Sur, en esta época de calor intenso y a la vez de perfume de jazmines ...
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Los rituales solares de las culturas originarias, que intentamos recuperar, exudan sabiduría de orden profundo. Tienen un sello inconfundible de ritmo cósmico, de contacto entre la Tierra y el Cielo. Aquí en el sur, el solsticio del 21 de diciembre es el de verano: marquemos entonces la diferencia con los rituales originados en el norte, no como comparación o negación, sino como aporte a lo que la Tierra está esperando de nosotros en esta Era de Acuario: rituales realmente planetarios.
Asumamos el viejo tesoro de las comunidades originarias, comuniquemos como podamos la manera cómo se vio siempre desde aquí, este poderoso punto cardinal que los astrólogos de herencia occidental llamamos Capricornio. Cómo se ritualiza un solsticio desde el día de máxima luz (y la noche de mínima sombra) y por qué entendemos que es un aporte necesario a la manera hasta ahora considerada universal.
Reconozcamos que comer nueces y alimentos proteicos en este época del año, en la cena del festejo familiar, nos venía sonando cada vez más incongruente...
Irradiemos juntos entonces, las cualidades de este aporte desde el Sur, en esta época de calor intenso y a la vez de perfume de jazmines ...
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INVOCAR PARA CONVOCAR
Que este Solsticio de Verano unido a la Luna Nueva en Capricornio traiga a toda la Tierra amor maduro, fuerza y sostén en todos los niveles (espiritual, mental, psicológico y físico).
Que los deseos de paz y abundancia que empezamos a enviarnos unos a otros en estas fechas no sean frases de compromiso o vacías; que se derramen realmente en todas las comunidades del planeta y propicien alineación interior para cada uno de sus integrantes.
Que volvamos a reconocer, todos, el gran tesoro que no hemos perdido, pese a los gestos engañosos del miedo y del egoísmo que proliferan desde el poder mediático: el poder concreto y totalmente condicionante en esta etapa final de la Era de Piscis.
La verdadera fuerza de ese tesoro reside en la generosidad, el impulso innato de los corazones, las manos abiertas y tendidas a todos los necesitados de la Tierra... Los humanos aún tenemos reservas de ese tesoro originario y felizmente hay indicios -muchos- de que nos siguen sosteniendo.
Bendiciones para todos.
OW - Buenos Aires (CABA), 21 de diciembre de 2014
